viernes, 6 de marzo de 2009

Mejor seria en Avellaneda

Una fría mañana de invierno, como todos los días laborables, la plaza Constitución y sus paradas de colectivo, reciben sin cesar, racimos de trabajadores que en serie se encolumnan para combinar desde el tren que los deja en la terminal, con alguna línea de colectivos que los lleve hasta la dignidad que les da el trabajo.
En una de esas filas esperando el colectivo número 4 que termina en el Correo Central y lleva muchísimos trabajadores de la construcción hacia Puerto Madero me tocó ser testigo de una conversación.
-Señor este me deja en la calle Azucena Villaflor.- dijo un muchacho de unos 20 años.
-Si, este te deja- le respondió un hombre maduro.

Un silencio muy cortito disparó el comentario de un tercero.

-Disculpame, veo que sos muy joven. ¿Sabes quien fue Azucena Villaflor?-
-No. (respondió el joven)

El señor que lo había orientado inicialmente observó la situación y con atención se dispuso a escuchar.
-Azucena Villaflor fue una de las primeras madres de Plaza de Mayo que junto con un pequeño grupo de madres de desaparecidos comenzó a reunirse y caminar alrededor de la Pirámide de la Plaza, para reclamar de esa forma la aparición con vida de su hijo varón- comentó el tercero.
-No sabía- dijo el joven trabajador.
El tercero siguió con su relato, tratando tal vez de hacer algún acto de justicia junto con la información, y siguió diciendo:
-Luego, fue secuestrada y desaparecida gracias a que un joven como su hijo, se había infiltrado en el grupo de madres simulando acompañarlas en su dolor y reclamo, con el único fin de entregarlas a sus jefes.
El joven trabajador y el que lo orientó inicialmente escucharon atentos. Mientras el tercero seguía con su relato que ya se parecía mas a un desahogo, al punto que hasta los pelos se le paraban.
-Ese joven que la entregó fue el hijo de puta de Astiz, que no dudó en cumplir con su misión, engañando a una madre desesperada, ama de casa, que no se resignaba al inmutable cinismo de los gobernantes que ocupaban por la fuerza el ejercicio del poder en ese momento de la Argentina.
-No sabia nada -dijo el joven con mucho respeto.
-Yo tampoco dijo el hombre mayor- con asombro.

Llegó el colectivo y fuimos subiendo como todos los días, cuando este llegó a la calle Azucena Villaflor, lo vi bajar al joven y no pude dejar de pensar la resignificación que se le puede llegar a dar a un simple nombre de una calle, con solo conocer parte de la historia de la persona elegida para ese motivo.
Hoy, en el año 2008, una calle de Puerto Madero lleva su nombre, un barrio que no existía cuando la secuestraron, un barrio donde la opulencia, el poder económico lo transformaron en el icono de una clase muy distinta de la clase de la que se sentía parte Azucena.
Azucena era oriunda de Avellaneda, partido populoso y muy industrial en la época en que Azucena formó su familia.

Yo me pregunto, tantas avenidas tiene Avellaneda, de donde ella era oriunda. Que lindo seria hacer visible su historia, por ejemplo en las escuelas primarias. Que lindo seria que las nuevas generaciones y algunas no tan nuevas se preguntaran por ejemplo:
¿Por qué la avenida Mitre ahora se llama Azucena Villaflor? ¿Quien fue esa mujer?
Por que se me ocurrió la avenida Mitre, y no otra. Primero porque es la más céntrica del partido y el impacto no pasaría desapercibido para la opinión publica.
También para darle dinamismo a nuestra historia con los nombres de las calles, porque la historia sigue y se siguen sucediendo nombres.
En el caso particular de Mitre, tiene muchas calles en toda la Argentina que llevan su nombre ya es hora de que resigne alguna.
Por ultimo, tal vez podría servir como disparador para que muchos nos preguntemos quien fue Mitre, además de un Presidente de la Republica.

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