domingo, 22 de febrero de 2009

¿Cuándo se instituyó la subversión?

No fue un hecho puntual que se comportó como instituyente, seguramente fue producto de un recorrido histórico de hechos sociales que la determinaron. Algunos pueden pensar en Montoneros, el ERP o en las FAL, para mi, esas apariciones fueron emergentes que denunciaban que algo era disfuncional en una supuesta sociedad justa y democrática. Sociedad que debería incluir, que debería escuchar, que debería dar participación. Que debería permitir alcanzar un proyecto pero que por el contrario, sistemáticamente frustra.
Esto para nada intenta justificar los errores que seguramente hayan cometido las agrupaciones que menciono como emergentes. Errores que por estar tipificados en el código penal podría haberles significado un procesamiento judicial si hubiésemos estado viviendo en un estado de derecho, con espíritu democrático.
Cualquier tipo de movimiento revolucionario nacional o internacional, no se produce de la noche a la mañana, aunque parezca espontáneo, son apariciones colectivas en sociedades que tienen una acumulación importante de frustración. Los excesos siempre serán malos y sus consecuencias impredecibles. El exceso de frustración de un pueblo sometido al hambre, la explotación la injusticia, la perdida de derechos, la tortura, la muerte y muchas otras calamidades son inevitablemente el caldo de cultivo que impulsa a cualquier ser humano, que lo perdió todo, que ya no le queda nada, a jugarse a fondo por ideales que hacen que su vida y si es necesario su muerte, tengan algún sentido.
El pueblo Argentino esta lleno de hombres y mujeres, en su mayoría anónimos que corrieron esa suerte.
Los trabajadores de las ciudades y el campo, durante el siglo pasado, sufrieron en forma sistemática la opresión de otros argentinos que la vida los colocó en una posición favorable, otro rol social, y alguno por comodidad, por insensibilidad, por miedo a caer en el segmento de la clase obrera, por falta de educación o por estar solo educados para obedecer, pero en cualquier caso funcionales a las manipulaciones de intereses foráneos que nunca dejaron el poder a pesar de que nos permitieron tener en nuestra historia un 9 de julio de 1816.
No me interesa escribir un libro de historia, para ello la Argentina cuenta con grandes historiadores independientes.
Retomando el tema que le da el titulo a este ensayo
Para quien escribe, la subversión se instituyó el día en que el imaginario colectivo de gran parte del pueblo argentino y de algunos políticos que no les daba el cuero para gobernar, aceptaron que fueran las fuerzas armadas las que debían velar por el “buen funcionamiento” de los gobiernos elegidos por el voto popular.
Desde entonces, cada vez que los gobiernos democráticos daban indicios de no seguir el plan que desde sus despachos de generales trazaban los representantes del poder real, se subvertía el orden democrático y se instauraba una supuesta dictadura de transición. Se corregían todas las cuestiones que no le agradaban a las casas matrices de las industrias del capitalismo, se asesinaba si era necesario, y luego se le daba al pueblo una dosis de democracia siempre condicionada.
Hoy en día se levantan voces de igualdad de trato entre los generales golpistas, genocidas expropiadores de vidas y la insurrección que generaron tantos años de frustraciones de las clases obreras y relegadas de la distribución equitativa de la riqueza. Los gobiernos de facto y los democráticos condicionados, solo repartieron la pobreza cuando aparecieron los ciclos recesivos, empezando a hablar de suspensiones, despidos y todo tipo de fantasma que afecta a los más pobres.
Cuando hablamos de 30000 desaparecidos estamos diciendo que alguien dio la orden de matar en ejercicio del poder tomado por la fuerza, ignorando los derechos de un juicio penal por los supuestos actos cometidos.
Ningún ser humano o grupo de seres puede perpetrar semejante acto sin pensar que algún día seria juzgado. Si ese era el pensamiento, demuestra la cruel impunidad que se atribuían, el consenso de las fuerzas políticas que gobernaban esta parte del mundo y la vocación antidemocrática puesta en evidencia independientemente del discurso. En definitiva un real desequilibrio mental que solo se puede sostener con la defensa maniaca de la negación de los hechos o la justificación mentirosa de que fue una guerra civil; tal vez necesaria para unas fuerzas armadas saturada de generales de escritorio que jamás habían participado de una guerra de verdad y se pasaron toda su vida jugando a los soldaditos con los civiles y eventuales militares colimbas que por ley debían cumplir el servicio militar.
Seguramente como en todos los ámbitos de la sociedad, también en las fuerzas armadas hubo y hay sujetos honestos y de pensamiento critico que se reconocieron y se reconocen como parte del pueblo, pero lamentablemente ellos no fueron los protagonistas y muchos figuran entre las victimas.
Cuando se secuestra y tortura a adolescentes en la ciudad de La Plata porque luchaban por el boleto estudiantil y porque eran idealistas y tal vez utópicos soñando con un mundo de igualdades se está muy lejos de los valores Sanmartinianos que hacen gala en sus discursos.
Cuando se secuestra y se tira de un avión a madres de desaparecidos que reclamaban por sus seres queridos, sin adjudicarse nunca los hechos o ignorándolos con el titulo de desaparecidas, eso no es una guerra como se la quiso mostrar, es un homicidio de lesa humanidad que responde a practicas coordinadas para imponer una política de dominación y si esa practica se extiende a toda una región ya podíamos pensar que estábamos en el primer momento del proceso que luego se llamó globalización. Es decir el mismo sistema económico y político para todos, siendo el método de imposición el terrorismo de estado.
Por ultimo, no quiero dejar de obviar mi hipótesis respecto de Malvinas.
Cuando se decide una guerra contra una potencia extranjera para la cual, el conjunto de las fuerzas armadas fueron funcionales por casi 200 años que tenemos como nación, mandando jóvenes de 18 años a combatir con los fusiles de la instrucción y municiones de 20 años de antigüedad, combatir contra profesionales entrenados y pagos. Para el que escribe tiene muchos adjetivos calificativos, como traición al pueblo y a la patria, a la juventud, traición a compañeros héroes de otras fuerzas como lo fueron los pilotos de los aviones, cobardía manifiesta comprobada por muchos testimonios de soldados ex combatientes etc.
Hoy más que nunca, pongo en duda la construcción de la currícula escolar, donde desde chiquitos nos han enseñado que un general fue el padre de la patria. Con esto no quiero ofender a San Martín que probablemente haya sido todo lo bueno que de el se escribe. Lo malo es la construcción sistemática de subjetividad de un pueblo donde un general es un padre.
Hoy y siempre seguirá habiendo subversión, lo que nos diferencia es que vivimos en un estado de derecho, imperfecto pero perfectible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Alfredo, nuevamente me gustó leer tus artículos. Estoy de acuerdo con tus comentarios acerca de esa época de vergonzosa impunidad pero no olvides enmarcar a todos esos hechos en conspiraciones que van mucho más allá de la Argentina. Recuerda que en varios países de América Latina sucedían las mismas atrocidades que acá y en algunos países de Europa también. De todas maneras, eso no les quita responsabilidad acerca de los actos que cometieron (INHUMANOS) pero sí, quizá nos permita entender tanta impunidad. Por otra parte, si te ponés a pensar de dónde salía el dinero para sostener semejante aparato (militar). Evidentemente tenían un respaldo extranjero (¿EEUU?), y toda actividad militar respondía a intereses que nada tenían que ver con nuestras necesidades.
Te dejo un saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir tu mirada. Es como decis, que los hechos y las conspiraciones van mas alla de la Argentina. Comparto tambien tu tiempo verbal.
Saludos
Alfredo