viernes, 8 de mayo de 2009

La Organización Mundial (¿de la salud?)

Desde hace meses asistimos a la peor crisis financiera mundial, comparada con la de los años 30 por algunos expertos. Crisis provocada por los dueños de los mercados financieros que se reparten sus negocios en el hemisferio norte del planeta. Influyendo de manera determinante sobre gran parte del hemisferio sur debido a la ramificación de sus intereses diversos. Se trata de prestigiosos bancos mundiales, aseguradoras de primer nivel, calificadoras de riesgo que tienen como función auditar pero no auditarse ni auditar a sus socios de negocios.
La corrupción de estos exponentes del sistema que gobierna al mundo generó una crisis que en términos de salud debería llamarse pandemia y en términos económicos tendría que pensarse en uno nuevo que podría ser eco pandemia, o finan pandemia.
El resultado devastador de la corrupción de los dueños del dinero, aun no tiene forma de medirse en su impacto sobre las personas que habitan los países mas afectados. Las patologías que están generando el elevado nivel de incertidumbre, la perdida de empleo, la caída en los niveles de actividad producto de la especulación carente de solidaridad para con el prójimo, la caída de todos los marcos de referencia de las personas y sus familias que estructuran su día a día por pertenecer al universo del trabajo y por añadidura la de los ya desplazados anteriormente del sistema, están teniendo un alcance mucho mas devastador que la “pandemia” que llamativamente de manera muy apresurada se declaró por la gripe porcina.
Algo muy feo subyace en la comunicación mundial de la decisión de la OMS en declarar tan rapido una pandemia.
Algo huele mal y no son los cerdos de las granjas de México.
La organización Mundial de la salud y sus secuaces, lograron correr el eje de la información, lograron tapar un mal global con un supuesto mal mayor.
Otra vez el inagotable instrumento del rumor está dando resultados, con la diferencia que esta vez la fuente que lo lanza es un organismo internacional y está soportado por las máximas autoridades mundiales y sus cadenas de desinformación.

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