martes, 23 de diciembre de 2014

Papa Francisco, sintesis de un hombre libre, un hombre de Cristo



En su mensaje navideño el papa Francisco, dio un contundente discurso ante los obispos y autoridades vaticanas. El líder de la iglesia católica dijo cuáles son las "15 enfermedades" de la curia vaticana.
"Una de las primeras enfermedades y tentaciones, es la sentirse inmortales, inmunes o incluso indispensables, descuidando los necesarios y habituales controles, el corazón de piedra y el cuello duro, el alzheimer espiritual, la esquizofrenia existencial, el terrorismo de los chimentos", sostuvo.
Además, el Pontífice dijo: "Una curia que no se autocritica, que no se actualiza, que no trata de mejorarse, es un cuerpo enfermo. Una visita al cementerio nos ayudará. También la enfermedad de los que se transforman en patrones y se sienten superiores y no al servicio de todos. Es la patología del poder. El complejo de los elegidos, el narcisismo que mira apasionadamente la propia imagen que no ve la imagen de Dios impresa sobre el rostro de los otros especialmente de los débiles y necesitados".
Otra de las enfermedades que destacó Bergoglio es: "La enfermedad del martalismo, que viene de marta, la enfermedad de los que "se sumergen en el trabajo descuidando la parte mejor, la de sentarse a los pies de Jesús".
"Descuidar el necesario reposo lleva al stress y a la agitación, un tiempo de reposo para transcurrir con los familiares es necesario, como es necesario respetar las vacaciones como momentos de recarga espiritual y física", agregó.
Francisco prosiguió: "Otra enfermedad es la del endurecimiento mental y espiritual, el corazón de piedra y duro cuello de los que en el camino pierden serenidad interior, audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en máquinas de prácticas y no hombres de Dios".
Otra de las dolencias, remarcó, es "la excesiva planificación, cuando el apóstol, observó Bergoglio, planifica todo minuciosamente convirtiéndose en un contador: preparar todo bien es necesario pero sin pilotear la libertad del Espíritu que es más generosas de cualquier planificación".
Y continuó: "También está la enfermedad de la mala coordinación: cuando los miembros pierden coordinación entre ellos, la Curia se convierte en una orquesta que produce ruido, porque sus miembros no colaboran y no viven el Espíritu de gracia".
"La sexta es la enfermedad del alzheimer espiritual, olvidar la historia de la salvación, la historia personal del Señor, del primer amor: se trata, explicó el Papa, de una declinación progresiva de las facultades espirituales, que en un tiempo más o menos largo hace a la persona o al grupo incapaz de una actividad autónoma".
"Una enfermedad que impronta es la de vanidad y vanagloria de quienes ven solo la apariencia, los colores de los vestidos y las condecoraciones como verdadero objetivo de la vida, considerando a los otros según el propio interés. Esto nos llevar a ser falsos y a vivir un falso misticismo", detalló.
El Pontífice además habló de la esquizofrenia existencial, que lleva a una doble vida y la enfermedad de los "chimentos y murmuraciones, ya hablé en tantas otras ocasiones".
"Otra enfermedad es la de divinizar a los jefes, de los que hacen la corte a los superiores para obtener la benevolencia, víctimas del oportunismo; la "enfermedad de la indiferencia hacia los otros, cuando cada uno piensa en sí mismo. La enfermedad de la "cara funérea, de las consideran que para ser seres es necesario mostrar el rostro de la melancolía y tratar a los otros, los considerados inferiores, con rigidez y arrogancia", subrayó.
Para finalizar, Bergoglio citó la enfermedad de los "acumulados, del que trata de llenar un vacío existencial acumulando bienes materiales"; la de los "círculos cerrados, donde la pertenencia al grupito se hace más fuerte que la al cuerpo y a Cristo mismo"; y por último, la del "provecho mundano, del exhibicionismo, cuando el apóstol transforma su servicio en poder y su poder en mercadería para obtener provechos mundanos o para lograr más poder".
 

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