viernes, 17 de julio de 2009

Soy Juan (autor anonimo)

“Soy Juan, tengo 84 años y me asombro de ver a mi Argentina de hoy; no comprendo cómo podemos seguir discutiendo siempre lo mismo.

Recuerdo que allá por el año 1945, cuando trabajaba en una industria metalúrgica que ya no está, también en la disputa de campo o la industria éramos los parias de la sociedad hasta que desde La Secretaría de Trabajo y Previsión, un joven militar, llamado Juan Perón, nos empezó a organizar en sindicatos, comenzamos a tener derechos, a ser parte de la sociedad.

Eso molestó a los grandes terratenientes y a los industriales extranjeros, y lo encarcelaron. Pero el 17 de octubre pasó algo inesperado: había gente por todos lados, formamos columnas, cruzamos el riachuelo en lanchas, fuimos a La Plaza de Mayo, y exigimos la libertad de Perón. Nunca vi tanta gente trabajadora y tan decidida a todo.

Luego que liberaron a Perón, nos fuimos a casa, estaba aturdido, ¿Qué pasaría ahora?, ¿Me quedaría sin trabajo? Por fortuna la vida siguió, pero ya nada era igual, empezaba un cambio.

Al año siguiente, Perón asumió como presidente, y todo cambia- Me dieron un sueldo quincenal, que no podía ser menor de lo que decía el gobierno, me otorgaron la posibilidad de jubilarme (o sea que hoy puedo tener un medio de vida), me afiliaron a obras sociales que son del sindicato al que pertenezco y desde aquellos días puedo atenderme, sin tener que hacer colas interminables en los hospitales. Con sacrificio y ahorro pude comprar mi casa por el Banco Hipotecario, y algo que fue increíble… ¡Tenia vacaciones! Las cuales eran pagas, y no solo eso, cobraba a fin de año un sueldo extra que es el aguinaldo.

Con todos esos beneficios mi vida cambió porque podía ir al teatro, mis hijos estudiaban, se abrían fábricas que daban más trabajo, se producía trigo y carne, para exportar y para el consumo de todos los argentinos, pero había muchos que estaban molestos con todo esto que estaba ocurriendo.
En 1949 se reformó La Constitución Nacional logrando que nuestros derechos de trabajador sean constitucionales.

Me acuerdo que para esa época, un día mi esposa, vino contenta del mercado y me dijo: “Viejo, ahora las mujeres también votamos”.
Y como era de esperar, en las elecciones ganó Perón por mayoría. Pero… los poderosos comenzaban a revelarse y para peor se enfermó Eva que era la benefactora de los trabajadores y de los pobres. Lamentablemente, en 1952 se murió. En ese mismo año asumió Perón por segunda vez.

Jamás se van a borrar de mi memoria, esos funerales… la gente llorando en la calle, colas y colas frente a la CGT (Confederación General del Trabajo). Todos querían darle el último adiós, nunca vi nada igual. Todo el pueblo lloraba la pérdida de Eva. Por otra parte, los militares junto con parte de los grandes poderosos comenzaban a revelarse. No se como pasó, pero todo empezó a cambiar, llovían acusaciones en contra de Perón.

Un día de junio de 1955, no se cuál, me levanté para ir a trabajar, y escuché en la radio, que las fuerzas armadas se levantan contra Perón. No entendía nada, mi mujer me decía: ¡Quieren matar a Perón! ¡Están locos!

Con el gremio fuimos a Plaza de Mayo donde todo era un caos. Llovían las bombas, había muertos por todos lados, gente herida y golpeada.
¡No lo podía creer!, era una locura, ¡Me fui a mi casa desesperado! ¿Qué pasaría ahora?

Pasaban los días y todo iba peor hasta que derrocan a Perón. En ese momento pensé: Ahora sí, ¿Qué sería de nosotros?

No hubo que esperar mucho para observar algunos cambios; la autodenominada Revolución Libertadora nombró como presidente a Leonardi pero como lo mataron, se decidió que asuma Aramburu. Que junto con Rojas habían sido los responsables del bombardeo a la plaza de mayo donde murieron muchos civiles.

A partir de allí comienzan a perderse todos los derechos que se habían ganado, también hubo persecuciones, detenidos, fusilados.

Otra vez lo mismo, otra vez volvimos a ser parias porque nos bajaron los sueldos, cerraron fábricas, perseguían a los sindicalistas. Otra vez la lucha. Todo se complicó, no se podía ni hablar de lo que sucedía pero la lucha seguía.
Desde el exilio, Perón siguió conduciendo al Peronismo. Fue una época de mucha violencia. La JP (Juventud Peronista) se puso al frente de la lucha junto con los sindicatos.

Yo sentía que me estaba volviendo viejo, y nunca creí que la lucha armada fuera buena, por eso me mantuve viendo todo desde afuera y traté de no intervenir. Luego comenzaron los atentados, las muertes, y eso no fue nada bueno, no me gustó nada. No era el país que soñaba.

La vida transcurrió y Perón volvió pero no se si para bien. Intentó volver al camino que había comenzado pero ya el peronismo era distinto, la ambición por el poder era más fuerte. Izquierda por un lado y derecha por otro lado. En medio de esta situación, se produjeron más muertes en Ezeiza con motivo del retorno de Perón desde el exilio.

El Peronismo estaba dividido y la llegada de Perón a su tercera presidencia, no hizo más que precipitar las cosas. Perón tampoco era el mismo y su entorno no representaba a los intereses del peronismo que fue gobierno en el año 1945.

Al poco tiempo Perón muere y después de un funeral impresionante todo termina.

Lamentablemente volvieron los militares y nuevamente surgieron las luchas con los trabajadores que ya estábamos muy golpeados… otra vez perdimos los derechos.

No entiendo de política pero no se puede vivir peleando siempre “en contra de…” ¿Podremos algún día valorar lo que hizo bien un gobierno y corregir lo que hizo mal sin peleas absurdas?

Hoy después de mucho tiempo, y con más años, conservo el derecho a vivir de mi jubilación, a ser un ciudadano más, pero les pido a todos mis compatriotas -después de estas elecciones-, basta de “voto en contra de…”, porque así no se construye una nación. Unamos esfuerzos, para lograr que todos vivamos mejor, para que volvamos a tener trabajo digno, que nos permita vivir. Creo que esto es lo que queremos los que somos peronistas y los que no lo son. No repitamos hoy los errores del pasado. A veces yo mismo me asombro de todo lo que me tocó vivir.

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