Los liderazgos

Existen muchos estilos de liderazgos, solo por mencionar algunos están los positivos, los no positivos, unos dinamizan los procesos, otros los obstaculizan y terminan liderando el no proceso, son estos los que en definitiva sabotean el salto cualitativo de la organización, comunidad o cualquier grupo al que pertenezcan.
Volviendo a los liderazgos positivos, los hay muy fuertes que motorizan los procesos y que provocan en el ámbito en que se desarrollan un salto cualitativo importante, porque es un liderazgo que permanentemente provoca, cuestiona y enfrenta a la inercia que lo rodea, es un liderazgo que cree en sus convicciones y por ello avanza sobre su entorno para imponer y pelear por su creencia y su mirada respecto de la realidad. Es un liderazgo que no acepta los límites de lo dado y entiende que se puede superar la instancia de un presente, avanzando hacia una síntesis superadora.
Este tipo de liderazgos rápidamente consigue adeptos que se encolumnan detrás de el, con el que se identifican, y por otro lado también genera muchas resistencias desde quienes ejercen el liderazgo del no cambio, de los que se sienten cuestionados por el nuevo líder que los interpela y los moviliza, tocando sus puntos de urgencia, es decir sus granos con pus para ser mas grafico.
Así se van desarrollando en general, muchos de los procesos de interacción del ámbito social. En un determinado momento emergen los dos grandes polos a los que se van afiliando los distintos integrantes de una misma cosa que seria el conjunto.
Cuando los dos polos están definidos y la comunicación que es motor de los cambios de todo el conjunto, se cristaliza, hace que ambos polos también se cristalicen y el proceso que lleva al esclarecimiento se estanque.
Entonces desde ambos polos comienzan a desarrollarse distintas tácticas y estrategias que tienen como finalidad eliminar al opuesto, para poder asumir el liderazgo del conjunto.
En algún momento una estrategia parece imponerse y entonces un liderazgo muy fuerte y concentrado, puede, rápidamente convertirse en el chivo expiatorio, para de esa manera permitir que el conjunto siga su proceso de desarrollo.
Esta situación tal vez necesaria para que se comiencen a reagrupar las nuevas pertenencias parecería que se estaría dando en el contexto político nacional.
El resultado de ese reagrupamiento es lo que definirá la suerte del conjunto que es la sociedad Argentina. Que nuevamente deberá decidir de qué lado está.