viernes, 12 de julio de 2013

Dos modelos de país




En Mayo de 1865 se aprobó el pedido de un préstamo externo por $ 12.000.000. Para esa época ya se había estructurado nuestra Argentina con una economía agropecuaria y dependiente de la economía industrial británica. Para imponer ese modelo, la oligarquía porteña acalló a los pueblos del interior y fue participe en primer grado de la guerra contra el Paraguay.
Mitre, necesito plata para enfrentar esa guerra que hoy nos avergüenza, la consiguió privatizando por 25 años el Banco Provincia de Buenos Aires y con él la emisión de moneda. Adicionalmente, nacionaliza la deuda que la provincia tenia con Londres, con estos actos, consigue otro préstamo para lanzarse a la guerra con el Paraguay.
El préstamo consistía en 2.500.000 de libras que la Baring Brothers otorgó en dos emisiones de títulos. Después de descontar comisiones y valores de colocación, lo que llegó efectivamente al país fue el 69%.
Gracias al préstamo con algunas retenciones que le hicieron los ingleses a Mitre, la guerra contra el Paraguay se llevó a cabo. Desbastando al hermano país que era un ejemplo de autarquía en la región. Ese ejemplo de gestión lo hacía peligroso, subversivo respecto del orden colonial que en Inglaterra habían diseñado para Latinoamérica.

Cuando hoy en el 2013 hablamos de que se juegan dos modelos de país, estamos diciendo que queremos seguir avanzando hacia un modelo de país donde se termine definitivamente con la restricción externa por ingresos de divisas para comprar productos industrializados, queremos seguir siendo un país agropecuario pero ala vez industrializado, para que nadie se sienta dueño del país porque es dueño de los dólares que les deja la renta agropecuaria de un territorio donde pocos son los dueños de las grandes extensiones.
El otro modelo, con las actualizaciones del caso, es el que Mitre diseño para su selecta clase social de la época y cuyos descendientes siguen usufructuando y generando todo tipo de resistencia a los cambios que todos los Argentinos nos merecemos.

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