Los números del déficit fiscal no son los que dice el
Ministerio de Finanzas y Des-hacienda. La información revisada del PIB
presentada por el Indec muestra inconsistencias, después de un inédito apagón
estadístico de casi seis meses. El Ministerio de Trabajo maquilla el
tradicional informe de empleo registrado para ocultar la ola de despidos. El
gobierno difunde un listado de inversiones extranjeras que ya habían sido
anunciadas en la anterior administración. La Anses infla la cantidad de
jubilados que recibirán un haber más elevado a partir de la ley recientemente
aprobada. El nuevo IPC–Indec ahora restringido a la Capital y GBA tiene
diferencias con el IPC–CABA pese a compartir casi la misma área de cobertura.
El Banco Central tiene muchas menos reservas disponibles que las difundidas en
los partes diarios. Además la actual conducción de la entidad monetaria inventó
la existencia de una “inflación núcleo” en la economía argentina, burda copia
del esquema analítico de la Reserva Federal para la economía estadounidense. La
AFIP discontinuó la tradición de informar el resultado de la recaudación
impositiva el primer día hábil de cada mes, demorando esa responsabilidad en
momentos que se está derrumbando los ingresos fiscales en términos reales.
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