Ganó la
banca.
Por Alfredo Zaiat
El Informe de Bancos difundido ayer por el Banco Central
ofrece un valioso dato para saber cuánto ganaron las entidades financieras con
la primera vuelta de la megadevaluación del gobierno de Mauricio Macri: en
diciembre, las utilidades acumuladas sumaron 4847 millones de pesos por esa
medida cambiaria. Las ganancias no fueron todavía más abultadas porque la
gestión anterior de la autoridad monetaria obligó a los bancos a desprenderse
de activos dolarizados. Pese a ello, las ganancias en el rubro “diferencia de
cotización” subieron 528 por ciento respecto de noviembre, mes previo al
fortísimo ajuste de la paridad cambiaria.
La extraordinaria rentabilidad entregada a los bancos en un
solo mes (equivalente al 3,2 por ciento del activo neteado –activo y pasivo se
netean de las duplicaciones contables por operaciones de pase, a término y al
contado a liquidar–) es una de las consecuencias de lo que algunos califican
livianamente como un “éxito” la salida del denominado “cepo”.
La megadevaluación ha provocado una importante
redistribución regresiva del ingreso. Una manifestación de esa transferencia a
sectores concentrados es la abultada ganancia contabilizada por los bancos.
Además de anotar esa utilidad equivalente al 65 por ciento del total registrada
en el último mes del año, el sistema financiero fue beneficiado con una batería
de medidas que le permite estar tranquilos con que han recuperado el control
del Banco Central:
n La desarticulación del sistema de administración del
mercado cambiario.
n La eliminación del control de capitales.
n La liberación en la fijación de la tasa de interés y de
las comisiones.
n La determinación de poner fin a la obligación de ingresar
o de liquidar en el mercado de cambios las divisas obtenidas por deudas
financieras captadas en el exterior.
n La desregulación total para el ingreso y salida de fondos
externos.
El sistema financiero consiguió así el marco para
desarrollar sus negocios en condiciones aún más favorables que durante el
gobierno anterior. Pero eso no es todo. La nueva conducción del Banco Central
ha desarmado funcionalmente la superintendencia de entidades financieras y
cambiarias, relajando los controles y fiscalización (por caso, despidieron a
gran parte del personal que se encargaba de investigar y perseguir las
“cuevas”). La banca puede ahora anotar otro triunfo: la Unidad de Información
Financiera (UIF) que tiene la misión de combatir el lavado de dinero empezó a
ser desarticulada con despidos focalizados en las áreas que se ocupan de
investigar ese delito, pecado que los bancos conocen bien de qué se trata.
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