jueves, 26 de julio de 2012

La razón de la militancia, por Francisco Cafiero


 
Sólo muere aquello que se olvida. Hoy se cumplen sesenta años sin Evita y las huellas que dejó siguen siendo inspiración para las luchas por las ideas, la causa por la justicia social, la lealtad, la fe y hasta por la literatura, el arte y la música.
Valorar lo ocurrido es un ejercicio que implica apreciar en perspectiva la actualidad y pensar en proyección el mañana. En tal sentido, escribir sobre Evita es un desafío apasionante. Su legado es historia, presente y futuro. Su irrupción en la vida política argentina marcó una bisagra cuyas transformaciones continúan profundizándose. Evita fue una mujer distinta, un talento único y genuino, cuyo paradigma tiene alcance universal. Fue vanguardista y revolucionaria, incorporó la pasión y el sacrificio como valores políticos, y además interpretó mejor que nadie aquella verdad peronista: “En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo”. En apenas siete años sacó a millones de argentinos de la pobreza brindándoles dignidad e igualdad de condiciones; llevó alegría a cientos de miles de niños y ancianos, engrandeció a las mujeres y dio amparo con especial afán a todos los trabajadores en una Patria liberada.
Su legado sigue vigente y se proyecta en los albores del siglo XXI. Vuelve y es millones, porque es posible pensar que está presente mediante la Asignación Universal por Hijo, la creación de cinco millones de puestos de empleo, en los 105 nietos recuperados, en la entrega de netbooks a estudiantes y docentes de colegios secundarios que achica la brecha digital, en el 6,47 por ciento del PBI invertido en la educación, y en el progresivo incremento de los haberes jubilatorios, en la ley de medios, en las paritarias colectivas y en las leyes de igualdad de género, las que penalizan la trata de personas y la que posibilita el matrimonio igualitario.
Evita es una guía permanente para todos aquellos que sentimos y abrazamos con militancia la causa nacional y popular. E incluso para las nuevas generaciones que asumimos con vocación nuestra participación en el peronismo, y la aceptamos como forma de vida; Evita despierta ese indescifrable sentimiento de militar con alegría, tal como alguna vez dijo: “Si este pueblo me pidiese la vida se la daría cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida”.
Desde muy chico, no sé si por anécdotas que en mi familia se contaban, su figura me genera una emoción que me cuesta expresar en palabras. No en vano es que el peronismo no se explica, se siente. Por eso su legado se intensifica en el tiempo y seguirá siendo el faro que ilumina el camino de mi compromiso político.
* Militante y referente de Peronismo 2020.
“Una figura como
la de Evita llega
a tener una trascendencia
tan extraordinaria
que es difícil
de imaginar.”

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