martes, 4 de agosto de 2009

Comunicación o comunicado.

Desde el uso del lenguaje como mecanismo de comunicación humana las construcciones simbólicas son una constante que se van enriqueciendo o empobreciendo, producto de las experiencias sociales que forman parte del devenir de la sociedad.
Esas construcciones dependen del ámbito y contexto donde se desarrollan los sucesos. Como argentino, interesado en las cosas que nos pasan, que nos afectan, que nos angustian y que nos separan, en el ámbito político observo que hay una construcción simbólica que se instaló desde el año pasado y se refiere al termino “el campo” la cual hace que para muchos por ejemplo: el campo sea la mesa de enlace (alianza de varias organizaciones patronales) , el campo se reúna con el gobierno ( el campo es una persona o ha adquirido personería jurídica), ahora también y después del discurso del empresario lechero Biolcati que preside la sociedad rural,y que rinde permanente homenaje a la familia Martínez de Hoz, el campo dejo de ser una vaca mansa, ( o sea, fue una vaca ) y vamos a tener que esperar otro discurso para saber lo que es el campo ahora, según el gran proveedor lechero.
En este juego peligroso de significado y significante, cada vez se hace mas difícil saber de lo que se habla, parecería que el castellano como código de entendimiento, para poder establecer los canales de comunicación, ya no alcanza. No alcanza porque los nuevos significados que se están queriendo imponer, le están queriendo cambiar el significante a las cosas, entonces, si vamos a llamar a las cosas por su nombre, además hay que aclarar que decimos cuando decimos y todo ese juego dialéctico no tiene mas que un fin en si mismo y ese fin es hacernos los dialoguistas, pero permanentemente generamos ruido en la comunicación, ruido por no unificar el código, ruido para no dialogar.
En el medio de esa puja por dinero, entre un estado con defectos pero con un proyecto popular y una clase que sigue mirando a nuestro país desde la practicidad del pensamiento que puede tener un representante colonial, exponiendo en algún foro de Europa, cuando da cuenta de sus políticas en la colonia, en el medio está el pueblo que vive en las grandes ciudades y en los hermosos campos territoriales de la inmensa Argentina.
Hasta hace muy pocos meses, campo, podía ser sinónimo de extensión de tierra plana, con ondulaciones leves, con pastizales y animales mayoritariamente vacunos pastoreando, o espacio arado en preparación para recibir siembra o cubierto de algún cultivo que crece de manera ordenada.
Campo, también como otra acepción, podría ser un sector específico de la sociedad y de sus prácticas, como el campo cultural, el campo de la salud, de la política, es decir utilizar el término para definir un espacio desde donde mirar y criticar la realidad.
A la luz de los acontecimientos parecería que "el campo" paso a ser un lugar desde donde se mira la realidad en especial la política y económica. Uno se pregunta si esto es nuevo o siempre existió. Tal vez siempre existió y antes no se llamaba campo, tal vez antes se lo llamaba oligarquía.
¿Pero que es entonces la oligarquía?
Entre otras cosas; el poder para modificar la realidad de muchos, en manos de muy pocos, prevaleciendo en la toma de decisiones, los intereses de esos pocos, por sobre los intereses de los otros muchos.

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