lunes, 20 de abril de 2009

Emergentes Sociales

Durante los años noventa, se produjo un proceso que implicó la aplicación de las recetas que el mundo globalizado exigía y nuestros gobernantes de los tres poderes del estado, convalidaron sin demasiadas objeciones. También contribuyeron a esa convalidación los medios de comunicación que apoyaron desde sus trincheras de entonces las políticas que un ministro muy calvo se encargaba de defender en cuanto programa político de audiencia masiva hubiese, y si era necesario utilizaba la cadena nacional al mejor estilo de un presidente.
El resultado, para los que promovieron el desmantelamiento de todas las estructuras del estado, fue muy satisfactorio ya que lograron apropiarse de los recursos, las tierras, las empresas, los ahorros, las esperanzas y el futuro de millones de argentinos. Producto de este proceso pensado, muchos compatriotas como se dice habitualmente, se cayeron del sistema.
Sistema que se impuso como forma de vida para los incluidos y de supervivencia en extremo para los que pasaron a ocupar los grupos de desocupados, marginados y desesperanzados.
Especialmente los que cayeron en este segmento, el de la supervivencia, tuvieron que enfrentar la perdida de todos los marcos de contención que tiene que generar un estado bien concebido, pero por el contrario las políticas implementadas, propiciaron concretamente el retiro del estado de la vida cotidiana de las personas. Todo o casi todo era privatizable o tercerizable.
Hoy en el año 2009 aparecen como emergentes de esa época, los hijos de los argentinos que como dije anteriormente se cayeron del sistema, esos emergentes en muchos casos oscilan entre los 12 y los 18 años. Son chicos que nacieron y se criaron en la exclusión. Son producto de un sistema que no los tuvo en cuenta cuando abandonó a sus padres a la buena de dios, son chicos que se criaron en lugares marginales porque les toco desarrollarse en los márgenes del sistema, donde la comida no abunda, la vivienda es indigna, la familia se desintegra por la decadencia de sus referentes que fueron cayeron en la desesperación, la perdida de autoestima. En definitiva la perdida del rol de sostén de una familia, llevándolo a caer en el alcoholismo, la droga, la delincuencia, la violencia y todo tipo de calamidades que el ser humano forzado a subsistir como se pueda, intenta de manera desesperada reaccionando de manera alienada.
Esos chicos que no conocen de limites porque nacieron y se desarrollaron fuera de los limites que una sociedad inclusiva impone y son aceptados por quienes se sienten incluidos, esos limites no son los de estos chicos.
Estos chicos no aceptan límites porque no se reconocen dentro de la sociedad que supone ser inclusiva. No creen que el cumplimiento de las leyes les garantice bienestar porque son parte de otro mundo paralelo que la sociedad apartó y los dejó librado a su suerte.
Esos chicos que no murieron en su transitar hacia la adolescencia son los que por momentos se hacen visibles en episodios de inseguridad de la sociedad que nunca los tuvo en cuenta.
Por eso cuando se escucha por ahí que tienen que ir presos los padres, el que lo dice no tiene dimensión del mundo en que vive ese chico. Seguramente ya no tenga padre y si lo tiene ya no le importe su hijo.
La semana pasada todos los argentinos nos estremecimos por la muerte de un trabajador en manos de un menor para robarle un auto. Son muchos los análisis que se pueden hacer al respecto, pero de una vez por todas hay que tener voluntad de desandar este camino.
Ese chico, llegó a matar para robar un auto, podríamos empezar por averiguar si se concretaba el robo, a donde iba a entregar ese auto y a cambio de que. Seguramente el coche terminaba en un desarmadero del conurbano, esos que funcionan desde hace décadas para abastecer a las demandas de reparaciones de unidades usadas a un menor costo.
El negocio que es prospero para sus dueños, se empezó a complicar desde que los sujetos que levantan autos, comenzaron a asesinar. Ese negocio, todos sabemos funciona porque tiene soportes políticos y policiales. También porque la sociedad y los medios omiten este detalle cuando tratan la noticia. Solo se hace un análisis superficial y lamentablemente también electoral.
Como en la mayoría de los males de una sociedad, las soluciones o principios de ellas pasan por el poder político, poder que se debe animar a enfrentar sin condiciones al enemigo.
No se me ocurre quien puede ser el representante político que se anime, pero si estoy seguro que no pueden ser los que ya gobernaron conviviendo con el flagelo, esos, seguro están condicionados.

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