jueves, 28 de enero de 2016

La democracia es la mejor, aunque imperfecta forma de gobierno.

La demostración práctica de la imperfección del sistema es la asunción como Presidente de la República Argentina del empresario, con amplio recorrido en los negocios con el Estado Argentino de las ultimas 3 décadas, Mauricio Macri.
Es el triunfo por medios legítimos de un sector del poder real que nunca antes había asumido con un representante originario el puesto de Jefe del poder Ejecutivo.
Esta realidad nos tiene que hacer reflexionar sobre los peligros que la Democracia esconde para los pueblos y revisar que antecedentes deberían invalidar a las personas a acceder a cargos que entren en contradicción con su historia de vida y por ende sus intereses personales. La Ética, palabra y valor tan manoseado por los ejércitos de ciudadanos que se dicen republicanos, debería ser un punto menos abstracto y más preciso en los procesos de selección para el acceso a la función pública.
 Proceso de doble vía  y no de vía simple como se usa habitualmente. Vía simple porque la justicia puede actuar ante un funcionario que se enriqueció ilícitamente en su paso por cargos políticos pero, por otro lado no frena el acceso a la política de empresarios privados que una vez en los cargos toman decisiones políticas que favorecen a sectores de los cuales provienen y en otros casos a los testaferros que dejaron en funciones en sus empresas privadas mientras deciden recorrer el camino de la política.
Esa trampa no se sanciona en el actual esquema de la Democracia, y el hecho se agrava cuando el Poder Judicial que debería ser el instrumento que resguarde al pueblo de las falsedades ideológicas de los Presidentes y sus funcionarios, es un poder colonizado desde sus orígenes por las clases Aristocráticas  que representan a sus minorías enriquecidas desde la conformación del Estado Argentino.
Tal vez y para cerrar esta reflexión con un tono esperanzador, sea Argentina un Estado aún muy joven y deba atravesar muchas luchas populares que vayan configurando un real Estado de Derecho, inmerso en un mundo que vive atravesado por una forma de Gobierno que se llama CAPITALISMO y que redefine al planeta como un espacio físico donde pocos son los dueños de las cosas.


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