martes, 5 de agosto de 2014

Como las torres gemelas. Se cae el liberalismo.

Desorientados

Es una de las voces más escuchadas de la señal estadounidense CNN en Español. Columnista del diario Miami Herald y muchas de sus notas se reproducen en La Nación de Argentina. Andrés Oppenheimer es un fiel representante del periodismo de derecha, de aquellos que mantienen la mirada sobre Sudamérica de ser "el patio trasero" de los Estados Unidos.

Jorge Cicuttin
Desorientados
Es una de las voces más escuchadas de la señal estadounidense CNN en Español. Columnista del diario Miami Herald y muchas de sus notas se reproducen en La Nación de Argentina. Andrés Oppenheimer es un fiel representante del periodismo de derecha, de aquellos que mantienen la mirada sobre Sudamérica de ser "el patio trasero" de los Estados Unidos.
Desprecia sin miramientos a los gobiernos sudamericanos que se alejan de los mandamientos del Norte. Furibundo anticastrista y antichavista, ubica en su propio "eje del mal" a los gobiernos de Evo Morales, Rafael Correa, Dilma Rousseff y, por supuesto, al de Cristina Fernández de Kirchner.
Sobre los años de gobierno kirchnerista, Oppenheimer ha escrito: "Durante los últimos once años, la presidenta y su difunto esposo han dilapidado la mayor bonanza económica que ha vivido este país en la historia reciente. Gran exportador de soja y otras materias primas, la Argentina se benefició como pocos países del crecimiento de China. Pero en lugar de invertir en mejorar la calidad educativa, salud e infraestructura derrochó esta bonanza externa en una fiesta populista de subsidios masivos y corrupción. Como muchos lo anticipamos, la economía se desplomó”.
Está claro quién es, cómo piensa y cómo juega ideológicamente.
Bueno, este señor acaba de escribir en el Miami Herald: "Odio tener que estar de acuerdo con el gobierno de Argentina, pero tiene la mayor parte de la razón en su disputa con los tenedores de bonos que llevaron al default de la Argentina".
Agregó que "sin entrar en detalles técnicos, el fallo del juez de 83 años de Nueva York a favor de un pequeño grupo de tenedores de bonos argentinos sienta un precedente peligroso para la economía mundial por lo que es casi imposible que los países endeudados para tratar de renegociar sus deudas".
Para el columnista, "el fallo de Griesa puede tener consecuencias internacionales negativas que pueden ir mucho más allá de Argentina. Cualquier país debe ser capaz de negociar sus deudas con la mayoría de sus acreedores privados, sin ser rehenes de un grupo pequeño. Un nuevo sistema legal para manejar las deudas del gobierno a los inversionistas privados debe ser encontrado. En eso, Argentina tiene razón", concluyó.
Quien escribió esto, y lo admite, es un señor que "odia" que el gobierno de CFK haya tomado la posición correcta frente a los fallos de la justicia norteamericana –el juez Thomas Griesa, la Cámara y la Corte Suprema–, a favor de los fondos buitre.
Pese a su "odio", reconoce que la Argentina tiene razón.
Y por eso el de Oppenheimer es un buen ejemplo.
El camino correcto asumido por el gobierno nacional está siendo ratificado por las encuestas que muestran no solo el acompañamiento mayoritario de la población en la lucha contra los buitres sino el sostenido aumento de la imagen positiva de Cristina y la confianza en su administración.
Los últimos dos ejemplos: una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), rebela que la imagen positiva de CFK llegó en julio a más del 54% y que el ministro Axel Kicilliof llegó al 52%, a partir del enfrentamiento con los buitres.
En el mismo trabajo, el 61% cree que el gobierno está tratando el tema de manera correcta y responsable. En otra encuesta, la consultora Ibarómetro encontró también una valoración favorable del 52% de los encuestados para la forma en que el gobierno nacional manejó el tema buitres. Y el 56% espera que la oposición respalde al gobierno en esta negociación.
Este último dato no es menor. Y deja en claro por qué un sector de la oposición está desorientado ante esta situación.
Después de la ratificación de la Corte Suprema del fallo de Griesa y ante la inminente posibilidad del default, la oposición salió con los tapones de punta contra el gobierno nacional y lo acusó de ocasionar un problema que dejaba indefenso al país y condicionaba a los gobiernos que llegarán después de 2015. Mauricio Macri fue el más directo al señalar el camino de salida: "Se debe pagar todo tal como lo pide el juez."
Pero en el mes que pasó y en la medida en que el gobierno caracterizó correctamente el conflicto con los fondos buitre y dejó en claro las razones –claúsula RUFO mediante-, por las que era mucho más dañino para el país cumplir con lo dictaminado por Griesa, la oposición pasó por distintas etapas hasta que pasó en parte al silencio y en parte a criticar a los buitres.
Les costó, les cuesta, apoyar al gobierno nacional en esta batalla. Pero las recriminaciones por la forma en que se llevó adelante la negociación fueron bajando en intensidad.
Sólo la voz de la inefable Lilita Carrió salió a denunciar que se estaba "malvinizando el conflicto". Pero, raro en ella, no subió la apuesta por considerar que es mucho lo que está en riesgo.
Están desorientados.
No pueden apoyar a los buitres.
Criticar con virulencia al gobierno nacional los enfrenta con la mayoría de la población que espera preocupada por una salida favorable del conflicto.
Hablar directamente de un default es hacerse cargo del "lenguaje buitre".
Y todavía no se animan a seguir el camino de Oppenheimer: los odiamos –a los kirchneristas–, pero en esta oportunidad tienen razón y hay que apoyarlos en su reclamo.
Hasta Hugo Moyano habría tomado nota de la situación y estaría postergando el llamado a una jornada de paro y concentracón en Plaza de Mayo. La que en principio iba a ser en la primera quincena de agosto, ahora pasaría para septiembre.
Ven las encuestas. Ven la reacción de la población. Y ven que la imagen presidencial y la confianza en el gobierno están subiendo.
Esto los incomoda. Los desorienta. Esperemos que encuentren en camino correcto.

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