Los partidos
políticos son las organizaciones institucionalizadas dentro de las cuales se
desarrollan los líderes que pugnan en elecciones democráticas por llegar a
ocupar los cargos públicos que se ponen en juego. En su interior, pueden tener
infinidad de agrupaciones o grupos de interés que participan en la vida social
de su zona o temas de interés, pero a su vez pueden estar afiliados al partido
con el cual coinciden ideológicamente. También pueden encontrarse dentro del
partido, sectores de movimientos sociales (representantes de trabajadores, de
grupos ecologistas, de desocupados, etc.). Los partidos políticos son los instrumentos
formales para que el Estado se provea de cuadros para ocupar puestos que se
elijen por el voto popular. Otra función de los partidos políticos es la de
diseñar políticas que servirán como plataforma para ofrecer a la
ciudadanía en los actos electorales.
También es importante el rol de
oposición, al partido que resulte ganador en la contienda democrática. Una
oposición seria y comprometida institucionalmente, refuerza la estabilidad de
los Estados, independientemente de los
cambios de gobierno.
Podríamos decir
que para acceder a un cargo ejecutivo o legislativo, un político debe cumplir,
con un aspecto constitutivo, que tiene
que ver con su afiliación y pertenencia a un partido político.
Los movimientos
sociales, si bien en nuestro país en particular han tenido en las últimas
décadas un importante protagonismo,
logrando organización e institucionalización, no son el ámbito por medio del
cual y de manera directa, sus miembros y
lideres puedan participar en las elecciones para ocupar cargos públicos. Eso no
los limita para ser actores relevantes de las interacciones sociales; sus capacidades
de movilización pueden producir cambios en la dirección que se imprimen a las
políticas públicas del gobierno.
Han sido los
emergentes, que lograron instituirse como movimiento, canalizando las demandas
sociales con prácticas políticas de protesta por medio de movilizaciones y
piquetes cuando los partidos políticos no estaban a la altura de las
necesidades por las que atravesaba la sociedad.
Hoy tanto los
partidos políticos como los movimientos sociales son actores necesarios en el
proceso democrático. Resultan complementarios para una democracia que
permanentemente lucha por consolidarse. Entre las dos esferas (formal e
informal) de la política, promueven la participación de las mayorías. Ambos son
espacios de pertenencia de los actores que se involucran con los procesos
políticos de manera más activa.
Las democracias
de hoy no pueden pensarse sin movimientos sociales que como actores colectivos representan
a quienes pueden verse afectados o no alcanzados por las políticas públicas.
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