jueves, 7 de agosto de 2014

Historias argentinas


El hermano de Oscar "puño" Montoya rememora los años "pasionales" y "rebeldes" del militante en La Plata y Caleta Olivia
Los sueños que Jorge al final pudo soñar
Cuenta cómo el joven le explicó que debía conjurar el miedo. Y la infructuosa peregrinación familiar para dar con él.
Gerardo Aranguren
Gotas de agua - \"Puño\" Montoya (izq) y Guido Montoya Carlotto, una trama de parecidos que incluye la música y la biología.
Jorge Montoya recuerda de manera muy vívida la imagen de su hermano, Walmir Oscar, alejándose en bicicleta por las calles de La Plata y la evoca, más de 30 años después, cuando "Puño", como lo conocía la familia, se convirtió también en el padre de Guido Montoya Carlotto, el nieto 114º hallado por Abuelas de Plaza de Mayo.
Ese día en La Plata fue la última vez que vio a su hermano, asesinado por la última dictadura. Con 16 años, Jorge había viajado desde Caleta Olivia para visitarlo y mantuvo un encuentro breve por razones de seguridad ya que "Puño" militaba en Montoneros y estaba clandestino. "¿Tenés mucho miedo?", le preguntó Puño, como buen hermano mayor, y agregó: "Quedate tranquilo; si te hubiesen seguido ya me hubiesen limpiado", recordó ayer Jorge, flamante tío de Guido. La conversación se grabó en su memoria y volvió al conocer que, con la restitución de la identidad a Guido, hijo de Laura y nieto de Estela de Carlotto, se recuperó también la historia de su hermano.
"Son muchas sensaciones, difíciles de explicar. Mi vieja está feliz y muy emocionada", resumió Jorge en diálogo con Tiempo Argentino y reconoció la locura que vive desde el martes a la tarde, cuando escuchó la noticia por la radio y sacudió la siesta de Caleta Olivia.
Ahora esperan conocer al nuevo integrante de la familia, quien vivió hasta el martes bajo el nombre de Ignacio Hurban en Olavarría, pero no quieren apurar los tiempos: "Es el tiempo de Guido, cuando él nos diga nosotros vamos a ir a conocerlo."
IDÉNTICOS. El parecido físico entre Guido y su padre es increíble. Pero más asombroso es el legado musical del que es parte el joven: Guido es músico al igual que lo fueron su padre y su abuelo. "Cuando vi la foto de Guido tocando el piano me acordé de una foto de mi papá, que tocaba el saxo en la banda de YPF. Mi hermano también era músico, tocaba la batería. Había hecho un trío y quería vivir de eso", recuerda Jorge.
Los Montoya son oriundos de Santa Cruz. Allí llegó su padre después de la Guerra Civil española. Se instaló en Cañadón Seco, un pueblo petrolero, y pudo entrar a YPF a través de la banda de la empresa estatal.
La familia fue luego a vivir a Caleta Olivia, donde Jorge y "Puño", cinco años mayor, crecieron. Su hermano lo describe como "muy pasional y rebelde". Cuando volvió del servicio militar, empezó a militar en política. "Primero se fue a conocer la explotación en las minas de Río Turbio, donde había mucha injusticia, después empezó en la Juventud Peronista y se hizo montonero", recordó.
Por esa militancia se tuvo que ir de Caleta Olivia, cuando la policía y los servicios de Inteligencia lo comenzaron a seguir de cerca. Junto a otros compañeros partió primero a Trelew y luego a La Plata. En la capital bonaerense conocería a Laura.
"Nos comunicábamos como podíamos. Al principio lo hacíamos por teléfono, pero nos dijeron que estaban pinchados y lo empezamos a hacer por carta que traía algún compañero de él que no era conocido en el pueblo. Teníamos un código: en la medida que no supiéramos nada, mi viejo y mi vieja estaban a salvo. Inclusive tenemos muy pocas cosas de esa época, muchas fotos y cartas las tuvimos que quemar", se lamentó.
El SECUESTRO. Cuando la familia dejó de recibir esas pocas comunicaciones, supieron que algo le había pasado a "Puño". En noviembre de 1977, el joven y Laura, con dos meses de embarazo, fueron secuestrados. "Algo le pasó a 'Puño' porque no puedo soñar con él", le dijo a Jorge su madre, Hortensia Ardura. Comenzaron la búsqueda, mandaron cartas a la CONADEP, viajaron a Buenos Aires para hacer la denuncia.
En los últimos años, la familia entregó sangre al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y en 2009 pudieron dar con sus restos. Fue enterrado como NN en el cementerio de Berazategui. "El EAAF se quedó con algunos restos para analizar. Lo demás lo cremamos y sus cenizas y las de mi viejo las dejamos en el campo donde nos criamos", contó. «

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