Esa es la pregunta que se hacen muchos , pero ya no se la hacen los opositores.
Desde hace tiempo, con estilo propio y cobertura mediática hegemónica, el actual gobernador de la provincia que alguna vez gobernó Juan Manuel de Rosas, viene danzando sobre las agitadas olas de la gestión pública de su provincia sin costos políticos que dañen su imagen en los medios formadores de opinión publica/subjetividad social.
Cualquier ocasión es buena para diferenciarse del gobierno nacional, inmediatamente, ensaya su repetido discurso de lealtad. Fotos, partidos de futbol, declaraciones suaves y complacientes, siempre son señales (como se leen las de Bergoglio) pero son negadas o invisibilisadas por la maquinaria periodística que lo soporta.
La realidad nos muestra a un gobernador que no enfrenta a los enemigos de la gestión presidencial, eso lo define como leal también a los enemigos del gobierno del que dice formar parte.
Los meses van pasando y la construcción sigue creciendo hasta que el bueno de Daniel esté en condiciones de romper con el Kirchnerismo para que inmediatamente, sus amigos lo intenten posicionar como el capriles Argentino.
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