El odio al gobierno Argentino, fomentado desde las usinas del poder, tiene que ver con la fuerte actitud y aptitud de dicho gobierno, de haber recuperado muchos derechos secuestrados.
Desde 2003 el Kirchnerismo en el gobierno fue poniendo en cuestión el status quo que proponen las corporaciones a los países dependientes y son estas con sus redes sutilmente articuladas, las que se encargan de iniciar los procesos de ajusticiamiento del que subvierte el orden de su sistema.
Dicho ajusticiamiento nunca o casi nunca se da por los carriles institucionales, utilizan dispositivos alternativos como los medios de comunicación, los periodistas funcionarios de los grupos económicos, instalando como verdades sus mentiras intencionadas, para provocar, para incidir, llegado el momento electoral, que la sociedad tome la decisión que al poder le conviene.
De de esa forma, institucionalizan de manera indirecta, tercerizando como mejor les gusta, la administración de sus intereses en la figura de un presidenciable que acuerde con ellos en su ideología de minorías poderosas y mayorías sometidas.
La apropiación de derechos del conjunto social, ha sido sistemática durante décadas en Argentina, fue el Kirchnerismo el que decidió romper con esa lógica de país dependiente y pueblo despolitizado-
La continuidad del Kirchnerismo es un fantasma que desvela a muchos poderosos que solo quieren la Democracia para el resto porque ellos viven y se comportan como monarcas, como clase elegida por su Dios el poder- Son los que no se resignan a ceder privilegios a favor del conjunto, en esencia son antidemocráticos y utilizan también a la Democracia y la Política, no como herramientas de equidad y de transformación ; por el contrario, quieren intervenir por intermedio de terceros en los procesos democráticos para asegurar la inequidad y la perpetuidad de los privilegios de clase.
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