Los estados que componen el conjunto
de América Latina, son legalmente constituidos, son todas formas de gobierno
elegidas mediante la modalidad que propone la democracia moderna, es decir que
el tipo de dominación que ejerce el estado es racional-legal. Esta existencia
de una forma de gobierno, legitimada por el voto ciudadano, con sus cuadros
administrativos constituidos, con una constitución sancionada que desde lo
discursivo debería asegurar condiciones sociales de existencia que garanticen
la cobertura de las necesidades básicas de salud, educación, trabajo, tiempo
libre, seguridad, etc. En la realidad no se cumplen y eso sucede entre otras
cosas porque el estado y el ejercicio de gobierno, no quieren o no puede,
ejercer el poder de dominación sobre todos los factores o grupos de poder que
componen dichas sociedades. Los gobiernos pueden y de hecho muchas veces
intentan cumplir con los compromisos derivados del pacto que significa vivir en
el estado de derecho que han elegido históricamente con los ciudadanos, estado
de derecho que deviene de procesos históricos muy parecidos en toda la región,
procesos históricos que por cercanía físico temporal, hace que muchas de las
carencias de sus sociedades tengan las mismas características. A veces la misma
burocracia estatal, si no está alineada con las ideas de cambio de los procesos
sociales, pueden ser un elemento obstaculizador del progreso de los pueblos.
Los procesos de recambios de gobierno, fueron dejando aprendizajes en los
ciudadanos, las mayorías empobrecidas saben que es lo que les espera cuando lo
gobiernos terminan defendiendo o no enfrentando a las minorías con poder en
otras esferas no políticas pero que condicionan las decisiones de estado, que
podrían mejorar la calidad de vida de las mayorías empobrecidas.
Invariablemente, todo gobierno que intenta mejorar la realidad de los pueblos
empobrecidos, comienzan a tener ataques y acusaciones desde los espacios de
poder para generar las condiciones políticas, económicas y sociales que impidan
cualquier progreso en lo que sería una distribución más equitativa de las
riquezas, en definitiva en la realización de la real democracia, la del
discurso y no la de los hechos.
Estos amplios sectores de la ciudadanía, solo pareciera ejercerla con el
acto del voto pero después no se refleja
en la distribución de la riqueza de esos estados, como si existieran distintas
valoraciones nominales de los votos de unos y otros. Estos sectores saben que
solamente un estado fuerte para enfrentar a los poderes extra gubernamentales y
también transnacionales, puede ser la única posibilidad de alcanzar una mejor
calidad de vida. Un estado que responda a los intereses de las mayorías
empobrecidas. Para que esto se dé y que los gobiernos no se queden en el
intento, es necesario construir una amplia base de legitimidad social, de
dominación, que es de obediencia, para enfrentar desde lo discursivo, desde los
medios que el estado pueda disponer, desde la movilización en las calles, a los
que resisten los cambios que le dan
derechos de las mayorías.
Otro condicionante de importancia para los pueblos es la dependencia
económica que se constituyo es uno de los elementos de dominación más sutiles
de la historia de la humanidad. Por eso es preciso para estos estados alcanzar
la segunda independencia y poder disponer de sus propios recursos,
transformándose en un estado fuerte y por consiguiente, peligroso para los
poderes que someten históricamente a los pueblos latinoamericanos.
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