Radio Mitre ha fortalecido y homogenizado su
programación. Sintonizar la emisora del grupo Clarín es ingresar a un país
donde la inseguridad impide transitar por calles y rutas, la corrupción cubre
el territorio nacional, la inflación camina hacia la híper, los opositores son
seres angelicales que caen inevitablemente en la tela de araña depravadora del
kirchnerismo, las calles están tomadas por los piqueteros que impiden a los
honestos ciudadanos llegar al trabajo, los subtes están copados por los punguistas,
los empresarios son maltratados por el Secretario de Comercio, el mundo nos
ignora, los capitales no llegan y los que están huyen, la Presidenta tortura
diariamente a través de arengas propaladas por la cadena nacional, los muertos
quedan abandonados en las calles, La Cámpora se adueña del país, los países
desarrollados planifican nuestra expulsión del planeta, mientras el gobierno
duda si girar a la derecha o al chavismo, todo ello en medio de una feroz
censura de prensa que sólo por ahora permite que todo esto se diga en los
cuatrocientos medios del grupo hegemónico. A través de la valiente posición del
seleccionado periodístico mitrista, los ciudadanos argentinos pueden enterarse
que el suicidio colectivo puede posponerse hasta el 2015, cuando el sol macrista
u otra alternativa que recupere el libre ejercicio del mercado desplacen 12
años de barbarie populista. Si alguien sintoniza los noticieros cada treinta
minutos, tendrá un resumen compactado de la última media hora con una
modulación alarmista capaz de destrozar los nervios de un gandhiano.
Los hegemónicos que abogan por la libertad de
mercado, en un hábil ejercicio de prestidigitación, se vuelven ecologistas en
la megaminería cuando ellos contaminan con Papel Prensa y alteran el medio
ambiente en su intento por construir una represa en Corrientes para regar
campos de arroz privados; los que fueron cómplices del genocidio lloran
lágrimas de cocodrilo sobre injusticias actuales irresueltas; los que han
ahogado durante años la competencia en los medios se proclaman víctimas de la
ley de medios audiovisuales.
INTENTANDO
DESPLAZAR A RADIO 10
Hoy Radio Mitre intenta aglutinar a todo el
público visceralmente opositor, para lo cual ha convocado a un seleccionado de
periodistas del establishment que son presentados y autoproclamados como
independientes o profesionales. Cualquiera que escuche la emisora por un breve
lapso, con criterio precisamente profesional, podrá dar fe que pocas veces se
puede dar una muestra más clara de periodismo militante. Por supuesto que el
calificativo de militante es usado como defensa de intereses o posiciones ya
sea gubernamentales o de grupos privados. Los
periodistas de Radio Mitre tienen todo el derecho de defender lo que defienden,
pero es inadmisible que se digan independientes. Así como 6-7-8 fue una
respuesta mediática a la hegemonía comunicacional desnudada durante el
conflicto de la resolución 125 que tiene la sinceridad de no posar de
independientes, los periodistas de la contraofensiva mitrista se visten con
ropajes que ocultan los intereses del contenido.
LA
CONTRAOFENSIVA MITRISTA
Clarín y sus medios han perdido mucho más
credibilidad que disminuido su potencialidad económica. Intenta ahora dar batalla radialmente a la ofensiva
oficialista y agujerear la línea de flotación del gobierno.
La incorporación estelar ha sido Jorge Lanata
quien hace el pase con Samuel “Chiche” Gelblung, el propagandista de la
dictadura establishment- militar. Que este sea uno de los periodistas actuales
mejor pagos de la Argentina, revela -aparte de su inimputabilidad verbal- que
para franjas importantes de la sociedad argentina, verdad, memoria y justicia
no integra su bagaje ideológico.
Un Lanata devaluado por contradicciones
inexplicables y análisis pedestres, aporta para el público al que se dirige su
credibilidad pasada y el indudable ingenio que lo caracteriza. Ha intentado en
los primeros dos meses presentarse irónicamente como un servil de Héctor Magnetto
y de la Corpo, expresión popularizada por 6-7-8. La argucia es inteligente: no
pudiendo explicar su ingreso al multimedio que criticó con valentía y
anticipación, justifica su cambio exagerando su dependencia actual hasta
convertirla en no creíble. Desde ahí se reinició, en el primer programa, la
ofensiva sobre Boudou en el caso Ciccone, en donde el multimedio a través del
periodista de Clarín Nicolás Wiñazky presentó las denuncias de la ex mujer de
Alejandro Vandenbroele.
La próxima presencia televisiva en Canal 13,
del ex participante de la revista porteña, con un despliegue publicitario
intenso, demuestra con claridad como el antiguo adversario de Clarín ha pasado
a ser el as de espada del emporio de negocios de Magnetto- Herrera, para seguir
conservándolo. Resulta entonces imprescindible para el grupo, seguir postergando la aplicación
integral de la ley de medios audiovisuales y erosionar al gobierno. Todo ello
bajo la bandera del periodismo independiente y profesional.
Desde la incorporación del ex director de
"Página 12" y" Crítica de la Argentina", Ernesto Tenembaum
ha fortificado su posición combativa dejando de lado su pretendido y falso
equilibrio, ese que puede apreciarse sin maquillajes en sus incursiones por el
mundo twiter. De manera que la incorporación de Lanata ha potenciado a
Tenembaum, permitiéndole superar sus dudas. Algunos podrían llegar a afirmar
que contra las incertidumbres, dos o tres cucharadas diarias de Lanatil
producen resultados satisfactorios, mejorando significativamente los sonidos
del Clarín.
El desplazamiento de Nelson Castro de la hora
del regreso a la primera mañana, permite despertarse con un sermón moralista,
cuasi religioso, inmaculado, que desde una tarima impoluta, distribuye una mirada benevolente con críticas
marginales a la oposición y a los grupos económicos y ataques duros, algunas
veces justificados, al gobierno. Su pase con Gelblung forma parte de lo más
bizarro de la radiotelefonía. Es el encuentro entre alguien que asume el papel
de predicador liberal puro y otro que
sobreactúa su papel de atorrante. La incomodidad del primero encaja con la
desfachatez del segundo. La hora del regreso la cubre ahora Marcelo
Zlotogwiazda, cuyo equilibrio en este difícil escenario radiofónico es
meritorio. Tal vez, intencionadamente o no, su programa se llama “La otra
pata”. Y si sobrevivió a esta dosis mortal y algo se desintoxicó con Marcelo,
recibirá otra dosis potenciada con “Lo que queda del día”, con Horacio Caride y
Alejandra Gallo. Es posible que queden aún noticias desagradables de un país
que a esta hora del día seguramente ya ha estallado.
El sábado, si Ud. es un adicto a Mitre, no se
quedará sin el menú de caos, desastres y opiniones apocalípticas. Ahí está,
formando parte del inventario del multimedio, su fiel empleado Marcelo Bonelli
y sus presagios de infortunios varios. Y a las 10,30, llega otra incorporación
estelar, la de José Pepe Eliaschev.
Faltan algunos jugadores que están
desplegando posiciones parecidas en Radio Continental como Magdalena Ruiz
Guiñazú acompañada de Edgardo Alfano (la pareja televisiva de Bonelli) y el dúo
de larga duración integrado por Fernando Bravo y Alfredo Leuco. El día que se sumen a la grilla mitrista,
junto a Mariano Grondona, actualmente en Radio 10, el apocalipsis habrá adquirido
carta de ciudadanía argentina.
Prácticamente
todos los periodistas radiales
tienen programas televisivos en algunas de las bocas de expendio del
multimedio. Uno de los que desertó de las mieles de las posiciones
dominantes,
el periodista Gustavo Sylvestre, durante muchos años uno de los
referentes de
“A dos voces”, periodista fiel que gustaba alardear de la independencia
y profesionalidad de la que hoy se enorgullecen los integrantes de la
actual
grilla, cuando abandonó las huestes de
Herrera- Magnetto, denominó significativamente su programa “Con voz
propia”.
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