La conferencia de prensa de Juan José Aranguren, ministro de
Energía y Minería, para explicar los nuevos cuadros tarifarios para el sector
eléctrico, podría resumirse en una frase. “La factura promedio del 70 por
ciento de los usuarios residenciales de Edesur de menor consumo (hasta 400
kw/hora por mes) pasará de 26 pesos a 158 pesos, y la del 80 por ciento de los
usuarios residenciales de Edenor (en el mismo rango de consumo) pasa de 25 a
150 pesos.” Esto es, un incremento del 507,7 por ciento en el primer caso y del
500 por ciento en el segundo. Como el impacto del aumento difiere en cada caso,
según la categoría y la variación de consumo respecto del año anterior, dicho
promedio no refleja la situación del conjunto, ya que habrá aumentos por debajo
y por encima. El consumo promedio en Ciudad Autónoma y Gran Buenos Aires es de
poco más de 370 kw/h mensuales, y se estima que, entre dicho nivel y los 500
kw/h mensuales, el aumento del precio del servicio eléctrico en febrero se
ubicará entre el 550 y el 600 por ciento. Según aclaró Aranguren, este aumento
rige para los próximos tres meses, y en mayo habrá una revisión tarifaria para
seguir el reordenamiento que busca terminar con el subsidio sobre el costo de
la generación eléctrica. Antes, en el mes de marzo, se haría efectivo el
aumento en la tarifa del gas, según fuentes oficiales.
El titular de Energía destacó el ahorro que obtendrá el
Estado por la quita parcial del subsidio a la generación (centrales eléctricas)
y la distribución (Edenor y Edesur). En el caso del precio de la energía, hizo
la comparación en dólares: en 2015 el Estado pagó 9800 millones por subsidio a
la generación y este año, tras las modificaciones en el esquema de pagos, el
subsidio se reduce a 5800 millones de dólares. El ahorro de 4000 millones
quedará a cargo de los usuarios de todo el país, que lo pagarán con el aumento
de tarifas.
Con respecto a la distribución, Aranguren indicó que en 2015
el Estado afrontó transferencias a favor de Edenor y Edesur (las distribuidoras
del resto del país tienen regulación y regímenes locales) por 10.400 millones
de pesos, que complementaban el pago de los usuarios por 4200 millones de pesos
en concepto de “valor agregado de distribución” (la retribución a las
prestadoras de ese servicio). En 2016, con el nuevo esquema tarifario, el
Estado dejará de pagarle a las distribuidoras.
El “ahorro” del Estado lo pagará el usuario, pero con un
“plus”, porque lo que abonará por Valor Agregado de Distribución más el Focede
(fondo de compensación eléctrico) sumará este año 16.300 millones de pesos.
Traducido a pesos, el “ahorro” total del Estado por subsidio eléctrico será de
70 mil millones de pesos (estimando un dólar a 15 pesos). La carga extra para
los usuarios, consecuencia del nuevo esquema, suma 72.100 millones. La
diferencia es un ingreso extra de Edenor y Edesur.
Otro de los aspectos enfatizados por Aranguren fue que el
régimen anterior había provocado una fuerte discriminación en contra de las
provincias y a favor del área metropolitana, con tarifas que llegaban a
representar entre siete y ocho veces las vigentes en la Ciudad Autónoma y el
conurbano. Según un reciente estudio de Fundelec, es lo que resulta al comparar
las tarifas de las distribuidoras de Río Negro, Tierra del Fuego, Santa Fe,
Córdoba, entre Ríos y Jujuy, con respecto a las de Edenor y Edesur para
distintos niveles de consumo. Esta distorsión no se resolverá con el nuevo
esquema tarifario: tan sólo se reduciría y no en todos los casos. Es que a
pesar de las altas tarifas ya vigentes, el costo de la electricidad también
sufrirá fuertes incrementos, del orden del 100 al 150 por ciento (San Juan y
Mendoza, por ejemplo), con casos extremos como el de Catamarca y Santiago del
Estero, que al tener la energía subsidiada y los valores del servicio más
próximos a los de Edenor y Edesur (“tan sólo” entre 150 y 200 por ciento más
caros), estiman que podría sufrir incrementos en las facturas superiores al 400
por ciento.
En cuanto a la tarifa social, que le será asignada a
jubilados, beneficiarios de programas sociales, empleados con sueldo menor a
dos salarios mínimos, y discapacitados, Aranguren estimó que, dentro del
universo de clientes de Edenor y Edesur, de 4,6 millones de hogares, le
correspondería a aproximadamente 900 mil: poco menos del 20 por ciento. Recordó
que quienes reciban esta asignación no abonarán el valor de la energía por el
consumo de hasta 150 kw/hora mensuales (pero sí otros ítems de la factura, como
el VAD, el Focede e impuestos). Por el excedente, el precio se definirá según
supere o no el consumo del mismo mes del año 2015. Si hay mayor consumo, todo el
excedente paga la tarifa normal. Si hay ahorro, será una tarifa reducida (10
por ciento de la normal). Con todas estas variantes, el Ministerio de Energía
estimó que un usuario residencial con un consumo promedio de 202 kw/hora
mensuales, que reciba la asignación de Tarifa social, sufrirá un aumento del 72
por ciento en la factura con el nuevo régimen desde febrero.
El premio por bajar el consumo respecto del año pasado es
grande. El aumento de la tarifa es fuerte. El mensaje del gobierno es claro:
busca reducir el consumo residencial, sugiriendo un uso más racional de la
energía. En el caso de la pequeña industria, el menor consumo puede ser el
equivalente a menor actividad, lo cual puede ser una de las consecuencias no
deseadas del nuevo modelo de suministro eléctrico que ayer, Juan José
Aranguren, presentó en sociedad.