jueves, 29 de noviembre de 2012

Prologo del libro Hay alternativas

En 1978 el presidente del sindicato más poderoso de
Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores
de la industria del automóvil United Auto Workers
(UAW) condenó a los "dirigentes de la comunidad empresarial"
por haber "escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases
(class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la
clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las
minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores
de las clases medias de nuestra sociedad". Fraser también
los condenó por haber "roto y descartado el frágil pacto no
escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que
había existido previamente durante el periodo de crecimiento y
progreso" en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial
conocido comúnmente como la "edad dorada" del capitalismo
(de Estado).
El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue
acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales
y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes
estaban constantemente dedicados a una siempre presente
guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una
dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.
Mientras Fraser se lamentaba el conflicto de clases se iba recrudeciendo,
y desde entonces ha ido alcanzando unos enormes
niveles de crueldad y salvajismo en Estados Unidos que, al ser
el país más rico y poderoso del mundo y con mayor poder
hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido
en una ilustración significativa de una tendencia global.
 Durante los últimos treinta años el crecimiento económico
ha continuado −aunque no al nivel de la "edad dorada"−, pero
para la gran mayoría de la población la renta disponible ha permanecido
estancada mientras que la riqueza se ha ido concentrando,
a un nivel abrumador, en una facción del 1 por ciento
de la población, la mayoría de los ejecutivos de las grandes corporaciones,
de empresas financieras y de alto riesgo, y sus asociados.
Este fenómeno se ha ido repitiendo de una manera u
otra a nivel mundial. China, por ejemplo, tiene una de las desigualdades
más acentuadas del mundo.
Se habla mucho, hoy en día, de que por el hecho de que
"Estados Unidos esté en declive" hay un cambio en las relaciones
de poder a nivel global. Esto es parcialmente cierto, aunque
no significa que otros poderes no puedan asumir el rol y la
supremacía que ahora tiene Estados Unidos.
El mundo se está convirtiendo así en un lugar más diverso
en algunos aspectos, pero más uniforme en otros. Pero en todos
ellos existe un cambio real de poder: hay un desplazamiento del
poder del pueblo trabajador de las distintas partes del mundo
hacia una enorme concentración de poder y riqueza. La literatura
económica del mundo empresarial y las consultorías a los
inversores súper ricos señalan que el sistema mundial se está
dividiendo en dos bloques: la plutocracia, un grupo muy
importante, con enormes riquezas, y el resto, en una sociedad
global en la cual el crecimiento −que en una gran parte es destructivo
y está muy desperdiciado− beneficia a una minoría de
personas extraordinariamente ricas, que dirigen el consumo de
tales recursos. Y por otra parte existen los "no ricos", la enorme
mayoría, referida en ocasiones como el "precariado" global, la
fuerza laboral que vive de manera precaria, entre la que se
incluye mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.
Estos desarrollos no se deben a leyes de la naturaleza o a
leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado
de decisiones específicas dentro de estructuras institucionales
que los favorecen. Esto continuará, a no ser que estas
  decisiones y planes se reviertan mediante acción y movilizaciones
populares con compromisos dedicados a programas que
abarquen desde remedios factibles a corto plazo hasta otras
propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad ilegítima
y las instituciones opresivas entre las que reside el poder.
Es importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas.
Las movilizaciones del 15M son una ilustración inspiradora
que muestra qué es lo que puede y debe hacerse para no continuar
la marcha que nos está llevando a un abismo, a un mundo
que debería horrorizar a todas las personas decentes, que será
incluso más opresivo que la realidad existente hoy en día.
NOAM CHOMSKY

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Finalmente, triunfa la ética

 

Por Osvaldo Bayer
 

Siempre me gusta repetir una frase que he comprobado que se hace realidad a través del tiempo. A veces tarda años, siglos, pero finalmente la ética en la Historia da su última palabra, es el juicio final que queda para siempre. En la Argentina lo estamos comprobando en el caso de los dictadores de la desaparición de personas. Y, al mismo tiempo, la Historia está dejando al desnudo a una figura tenida casi como nuestro héroe máximo (ver el tamaño de nuestros monumentos, por ejemplo). En este aspecto me refiero a cómo los historiadores, los docentes y muchos sectores de la población han reaccionado contra Julio Argentino Roca y han empezado a dudar de los valores absolutos que se adjudicaron siempre a un Sarmiento, a un Mitre y a otros protagonistas de aquel período del denominado "progreso" argentino.

Bastaría, por ejemplo, describir el acto que se acaba de realizar en el Teatro Español de Santa Rosa, La Pampa. Estuvo presente hasta el propio intendente de la ciudad, Luis Larrañaga, y hablaron representantes de todas las etnias indígenas de esa región. Pude participar para leer algunos documentos que lo dicen todo: que la denominada Campaña del Desierto fue un verdadero genocidio que desgraciadamente cometieron los propios argentinos con los habitantes originarios de estas extensas tierras. Campaña que se hizo con la co-financiación de la Sociedad Rural Argentina y que al final terminó con la entrega de 40 millones de hectáreas a estancieros de esa entidad. Esto por supuesto causó la muerte de miles de habitantes de nuestras pampas. Además, un hecho que manchará para siempre la figura de Roca y la del presidente Nicolás Avellaneda es que con esa campaña se restableció la esclavitud en la Argentina (eliminada por esos patriotas de la Asamblea del año XIII), esclavizando no sólo a los hombres indígenas, sino también a sus mujeres y a sus niños, a los cuales se los entregó a familias de Buenos Aires como "mandaderos".

Los argentinos, pues, fuimos capaces de esa infamia que habían establecido los conquistadores españoles en las distintas formas esclavizantes: encomienda, mita, yanaconazgo, etcétera. Occidentales y cristianos.

En el acto pampeano, territorio parte de la campaña de exterminio de Roca, se propuso que la avenida Roca, continuación de la misma avenida llamada San Martín en sus comienzos, pasara a llamarse en todo su trayectoria con el nombre de nuestro Libertador. Pero claro, siempre hay una oveja negra en el rebaño. Fuera del acto, el viceintendente Angel Baraybar hizo declaraciones contrarias con los argumentos falsos de siempre. Dijo que Roca no fue autor de un "exterminio", porque todavía "hay indios". Una cuestión de léxico para el señor "representante del pueblo". Como si no fuera lo mismo matar a 15 mil personas que a 20 mil. Como sostienen algunos: "Hitler no mató a 6 millones de judíos, fueron sólo 2 millones". O como sostienen otros: "Los turcos no mataron a más de un millón de armenios, sólo a 60 mil". Como si no fueran los mismos crímenes matar a 2 mil o a 10 mil. Además, sostuvo el estúpido argumento de que "los mapuches no eran argentinos, eran indios chilenos". Señor Baraybar: los pueblos originarios no tenían "fronteras", son etnias, no tenían marcados límites con murallas o con hitos vigilados por miles de uniformados en la irracional tarea de cuidar "esto que es mío". No eran ni argentinos, ni chilenos, ni bolivianos, eran etnias distintas. Además, señala que a Roca le debemos la frontera definitiva con Chile. No, Roca habría sido un héroe racional si hubiera cumplido con el sueño de aquel gran libertador, Bolívar: los Estados Unidos Latinoamericanos, y no estar divididos con fronteras totalmente artificiales. Para qué fronteras. Para darles una tarea a los ejércitos, ya que en vez de las armas entre los pueblos debería existir sólo la mano abierta.

Pero el egoísmo, el ansia de posesión, la muerte del otro como medio de lograr honores no pasan a la historia definitiva. Sólo aquellos que tratan de cumplir con los principios de Igualdad, Libertad, Fraternidad son los que pasan a la Historia definitiva. Y esto quedó claro en el acto de Santa Rosa, cuando hablaron con el mismo objetivo representantes de diversas organizaciones étnicas y nosotros, los que "bajamos de los barcos" y que somos argentinos tanto como los que pueblan estas tierras hace miles de años.

Y así, día tras día, se van sucediendo los actos en todo el país de los que desean terminar con el racismo oculto y no dar razón a los que finalmente se quedaron con la generosa tierra gaucha y le pusieron alambrados para decir "esto es mío, mío, mío". Por ejemplo, el acto que se llevó a cabo en la ciudad bonaerense de Coronel Rauch, que lleva el nombre de ese despreciable militar y mercenario europeo contratado por Rivadavia para "exterminar a los indios ranqueles", como dice el decreto de ese primer presidente argentino. Fue un acto vibrante, pleno de docentes, padres, madres, jóvenes, empleados, obreros, hombres de los sindicatos, es decir, gente de pueblo. Todos quieren vivir en una ciudad que no tenga el nombre de un mercenario asesino sino de alguien que dejó para siempre señales de respeto a la vida y a la naturaleza y luchó por el bienestar de todos y de la cultura. ¿Por qué hay ciudades y pueblos en la llanura bonaerense que tienen nombres de los oficiales de Roca y no poseen los hermosos y poéticos nombres con que los pueblos originarios denominaban esas regiones, lagos y ríos? ¿No es más bello el nombre de Nahuel Huapi, para un lago, que lago Perito Moreno, lago Roca, lago Gutiérrez o lago Fagnano, como fueron bautizados por aquellos que fueron beneficiados por la llamada Campaña del Desierto? Por supuesto, en la Argentina dominan nombres de militares, de presidentes, de curas o de dueños de la tierra. Y no la ética, la poesía, la música de la naturaleza como principio fundamental de la vida, sino los cargos, la devoción ante los que mandan. En la iglesia central de Bariloche, una ventana tiene la figura vitral del general Roca, y en otra, la del presidente Avellaneda, el mandatario que aprobó la campaña genocida "del Desierto", de Roca. Está todo dicho. El genocida y su aliado civil como ejemplos a seguir, en la Casa de Dios.

Pero no sólo el pasado histórico está siendo revisado sobre el comportamiento ético de sus personajes, sino también nuestra historia más reciente. En el colegio secundario Julio Argentino Roca –sí, tal cual, en el barrio capitalino de Belgrano R– se recordó a los 18 estudiantes desaparecidos por la última dictadura militar. Fue muy emocionante. Al comenzar el acto, alumnos pasaron al frente con los retratos de esos jóvenes luchadores por un país igualitario. Los "desaparecieron" las bestias uniformadas y sus secuaces civiles, los torturaron bestialmente, los arrojaron vivos desde aviones al mar. Y ahí están ahora, aplaudidos por todos. Hablaron docentes, el presidente del Instituto para la Memoria, alumnos y escritores. Y uno de ellos puso el dedo en la llaga. Dijo que cómo ese colegio podía llamarse Roca, el desaparecedor de los pueblos originarios, y su retrato colgado en las paredes junto a los de los alumnos desaparecidos. Ironía macabra del destino. Ese vergonzoso actuar de los genuflexos que premiaron a un genocida todavía es aceptado por los que afirman que "en Historia hay que mirar para adelante", como dice el señor Macri, cuando la ética nos enseña que hay que aprender de la Historia para jamás volver a cometer errores tan oprobiosos. Pero, a pesar de los que la niegan, vemos que, finalmente, la ética siempre triunfa.


--
Este mensaje ha sido analizado por MailScanner
en busca de virus y otros contenidos peligrosos,
y se considera que está limpio.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Los derechos de los trabajadores: ¿un tema para arqueólogos?

 
Por Eduardo Galeano

 

La tarántula universal

Ocurrió en Chicago, en 1886.

El 1º de mayo, cuando la huelga obrera paralizó Chicago y otras ciudades, el diario Philadelphia Tribune diagnosticó: El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal, y se ha vuelto loco de remate.

Locos de remate estaban los obreros que luchaban por la jornada de trabajo de ocho horas y por el derecho a la organización sindical.

Al año siguiente, cuatro dirigentes obreros, acusados de asesinato, fueron sentenciados sin pruebas en un juicio mamarracho. Georg Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons y Auguste Spies marcharon a la horca. El quinto condenado, Louis Linng, se había volado la cabeza en su celda.

Cada 1º de mayo, el mundo entero los recuerda.

Con el paso del tiempo, las convenciones internacionales, las constituciones y las leyes les han dado la razón.

Sin embargo, las empresas más exitosas siguen sin enterarse. Prohíben los sindicatos obreros y miden la jornada de trabajo con aquellos relojes derretidos que pintó Salvador Dalí.

Una enfermedad llamada trabajo

En 1714 murió Bernardino Ramazzini.

El era un médico raro, que empezaba preguntando:

–¿En qué trabaja usted?

A nadie se le había ocurrido que eso podía tener alguna importancia.

Su experiencia le permitió escribir el primer tratado de medicina del trabajo, donde describió, una por una, las enfermedades frecuentes en más de cincuenta oficios. Y comprobó que había pocas esperanzas de curación para los obreros que comían hambre, sin sol y sin descanso, en talleres cerrados, irrespirables y mugrientos.

Mientras Ramazzini moría en Padua, en Londres nacía Percivall Pott.

Siguiendo las huellas del maestro italiano, este médico inglés investigó la vida y la muerte de los obreros pobres. Entre otros hallazgos, Pott descubrió por qué era tan breve la vida de los niños deshollinadores. Los niños se deslizaban, desnudos, por las chimeneas, de casa en casa, y en su difícil tarea de limpieza respiraban mucho hollín. El hollín era su verdugo.

Desechables

Más de noventa millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Wal-Mart. Sus más de novecientos mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. El fundador de Wal-Mart, Sam Walton, recibió en 1992, la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos.

Uno de cada cuatro adultos norteamericanos, y nueve de cada diez niños, engullen en McDonald's la comida plástica que los engorda. Los trabajadores de McDonald's son tan desechables como la comida que sirven: los pica la misma máquina. Tampoco ellos tienen el derecho de sindicalizarse.

En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actúan, las empresas Intel, Motorola, Texas Instruments y Hewlett Packard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró union free, libre de sindicatos, el sector electrónico.

Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las ciento noventa obreras que murieron quemadas en Tailandia, en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesame Street, Bart Simpson y Los Muppets.

En sus campañas electorales del año 2000, los candidatos Bush y Gore coincidieron en la necesidad de seguir imponiendo en el mundo el modelo norteamericano de relaciones laborales. "Nuestro estilo de trabajo", como ambos lo llamaron, es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta.

La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike en Indonesia tenga que trabajar cien mil años para ganar lo que gana en un año un ejecutivo de Nike en los Estados Unidos.

Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras o instrumentos de alta tecnología además de producir, como antes, caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial.

Desde 1919, se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos, Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y los Estados Unidos... catorce. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contaminar a su antojo. Paradójicamente, este país que no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley es el que ahora dice que no habrá más remedio que incluir "cláusulas sociales" y de "protección ambiental" en los acuerdos de libre comercio. ¿Qué sería de la realidad sin la publicidad que la enmascara?

Esas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la virtud con cargo al rubro relaciones públicas, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos abogados del salario de hambre, el horario de goma y el despido libre. Desde que Ernesto Zedillo dejó la presidencia de México, pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países. Además, encabeza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes: en idioma tecnocratés, se indigna contra "la imposición de estándares laborales homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales". Traducido, eso significa: olvidemos de una buena vez toda la legislación internacional que todavía protege a los trabajadores. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud. Pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: "Para competir, hay que exprimir los limones". Y no es necesario aclarar que él no trabaja de limón en el reality show del mundo de nuestro tiempo.

Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos: yo no fui. En la industria posmoderna, el trabajo ya no está concentrado. Así es en todas partes, y no sólo en la actividad privada. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota. De cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa. De los 81 obreros de Petrobras muertos en accidentes de trabajo a fines del siglo XX, 66 estaban al servicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad. A través de trescientas empresas contratistas, China produce la mitad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En China sí hay sindicatos, pero obedecen a un estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra: "Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social, para asegurar un clima favorable a los inversores", explicó Bo Xilai, alto dirigente del Partido Comunista chino.

El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden: a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por tantos años de dolor y de lucha.

Las plantas maquiladoras de México, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman "sweat shops", talleres del sudor, crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están "en negro", sin ninguna protección legal. Nueve de cada diez nuevos empleos en toda América latina corresponden al "sector informal", un eufemismo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores, ¿serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida?

En el mundo al revés, la libertad oprime: la libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El dios del mercado amenaza y castiga; y bien lo sabe cualquier trabajador, en cualquier lugar. El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por hoy, la fuente de angustia más universal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un "obstáculo interno", para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que "hemos eliminado los obstáculos internos"?

Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide al mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

Un raro acto de cordura

En 1998, Francia dictó la ley que redujo a treinta y cinco horas semanales el horario de trabajo.

Trabajar menos, vivir más: Tomás Moro lo había soñado, en su Utopía, pero hubo que esperar cinco siglos para que por fin una nación se atreviera a cometer semejante acto de sentido común.

Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las máquinas, si no es para reducir el tiempo de trabajo y ampliar nuestros espacios de libertad? ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que regalarnos desempleo y angustia?

Por una vez, al menos, hubo un país que se atrevió a desafiar tanta sinrazón.

Pero poco duró la cordura. La ley de las treinta y cinco horas murió a los diez años.

Este inseguro mundo

Hoy, abril 28, Día de la Seguridad en el Trabajo, vale la pena advertir que no hay nada más inseguro que el trabajo. Cada vez son más y más los trabajadores que despiertan, cada día, preguntando:

–¿Cuántos sobraremos? ¿Quién me comprará?

Muchos pierden el trabajo y muchos pierden, trabajando, la vida: cada quince segundos muere un obrero, asesinado por eso que llaman accidentes de trabajo.

La inseguridad pública es el tema preferido de los políticos que desatan la histeria colectiva para ganar elecciones. Peligro, peligro, proclaman: en cada esquina acecha un ladrón, un violador, un asesino. Pero esos políticos jamás denuncian que trabajar es peligroso, y es peligroso cruzar la calle, porque cada veinticinco segundos muere un peatón, asesinado por eso que llaman accidente de tránsito; y es peligroso comer, porque quien está a salvo del hambre puede sucumbir envenenado por la comida química; y es peligroso respirar, porque en las ciudades el aire puro es, como el silencio, un artículo de lujo; y también es peligroso nacer, porque cada tres segundos muere un niño que no ha llegado vivo a los cinco años de edad.

Historia de Maruja

Hoy, 30 de marzo, Día del Servicio Doméstico, no viene mal contar la breve historia de una trabajadora de uno de los oficios más ninguneados del mundo.

Maruja no tenía edad.

De sus años de antes, nada decía. De sus años de después, nada esperaba.

No era linda, ni fea, ni más o menos.

Caminaba arrastrando los pies, empuñando el plumero, o la escoba, o el cucharón.

Despierta, hundía la cabeza entre los hombros.

Dormida, hundía la cabeza entre las rodillas.

Cuando le hablaban, miraba el suelo, como quien cuenta hormigas.

Había trabajado en casas ajenas desde que tenía memoria.

Nunca había salido de la ciudad de Lima.

Mucho trajinó, de casa en casa, y en ninguna se hallaba. Por fin, encontró un lugar donde fue tratada como si fuera persona.

A los pocos días, se fue.

Se estaba encariñando.

Desaparecidos

Agosto 30, Día de los Desaparecidos:

los muertos sin tumba,

las tumbas sin nombre,

las mujeres y los hombres que el terror tragó,

los bebés que son o han sido botín de guerra.

Y también:

los bosques nativos,

las estrellas en la noche de las ciudades,

el aroma de las flores,

el sabor de las frutas,

las cartas escritas a mano,

los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,

el fútbol de la calle,

el derecho a caminar,

el derecho a respirar,

los empleos seguros,

las jubilaciones seguras,

las casas sin rejas,

las puertas sin cerradura,

el sentido comunitario

y el sentido común.

El origen del mundo

Hacía pocos años que había terminado la guerra española y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República.

Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros, le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.

Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó.

Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio.

Me lo contó: él era un niño desesperado, que quería salvar a su padre de la condenación eterna, pero el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.

–Pero papá –preguntó Josep, llorando–. Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?

Y el obrero, cabizbajo, casi en secreto, dijo:

–Tonto.

Dijo:

–Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

© 2000-2012 www.pagina12.com.ar  |  República Argentina  |  Todos los Derechos Reservados


martes, 13 de noviembre de 2012

El gobierno pudo haber evitado el 8N

Por  Roberto Caballero

  

El gobierno pudo haber evitado el 8N y no lo hizo. Con anunciar que retrocedía en su intento por aplicar la Ley de Medios, garantizar que los dólares de las reservas siguieran a disposición de los fugadores de divisas, devolver YPF a los españoles de Repsol y pagar lo que los fondos buitre exigen, se hubiera evitado la foto del Obelisco rodeado por una multitud cantando contra "la dictadura K".
Claro que para eso, después de casi una década de lidiar con la voracidad de los dueños del poder y del dinero, la Casa Rosada debía resignarse a que el rumbo de la Argentina lo decide de modo inalterable un puñado de corporaciones, y no los millones de argentinos que hace menos de un año votaron a Cristina Kirchner, otorgándole una ventaja electoral contra su inmediato competidor de casi 40 puntos porcentuales.
Las consecuencias están a la vista. El país del 9N, del 10N y del 11N es bastante parecido al del 7N. Tiene los mismos problemas y demanda las soluciones de siempre. Sin embargo, es cierto que una porción de la clase media opositora reprodujo alrededor del símbolo fálico porteño la catarsis del 13S; tan cierto como que ningún partido tradicional antikirchnerista puede arrogarse la capitalización de la protesta.
En su combate contra el gobierno, el Grupo  Clarín podrá ufanarse de la movida, de cara al 7D. Porque básicamente logró convertir a una parte de su audiencia en militancia callejera a favor del relato catástrofe que reproducen en la tapa de su diario de agitación y en las más de 240 licencias audiovisuales que mantienen ilegalmente. El talento demostrado para influir en la subjetividad de los reclamantes es, de un tiempo a esta parte, motivo de estudio en la academia nacional. El sociólogo Alejandro Horowicz recordó, por ejemplo, cómo durante el conflicto de la 125, gente que no tenía ni una maceta con tierra en su balcón, asumía como propio el discurso de ruralistas con campos por 10 millones de dólares en la pampa fértil. Era una clase subalterna tomando a otra superior como referencia. El 8N también pasó eso. La parte antikirchnerista de los sectores medios manifestó su acuerdo con el plan político y económico del establishment que plantea la negativa a la reelección de Cristina Kirchner (cuando ella misma dijo: "no es mi deseo una reforma constitucional"), la no intromisión del Estado en la libertad monopólica (cuando los tratados internacionales suscriptos por la Argentina obligan a lo contrario) y la desconfianza en la resolución electoral de los conflictos y tensiones propias de una democracia (cuando alrededor del 80% de la ciudadanía participa de elecciones). Es decir, una agenda de derecha por lo menos contradictoria. Puede consultarse la colección de editoriales de Clarín y La Nación para tener más precisiones al respecto.
El profesor de Economía Ricardo Arons-kind lo descifró de modo inmejorable en un texto que circuló por la red en estos días. Según él, los variados eslóganes del jueves 8 se pueden resumir en diez puntos económicos. Lo que tiene de extenso, lo tiene de interesante:
1) Venta libre de dólares baratos por parte del Estado hasta agotar las reservas, para todo uso.
Resultado: incremento de la fuga de capitales provenientes de la evasión impositiva. Reaparición de la especulación cambiaria como actividad central de la economía. Si se terminan las reservas, mega-devaluación, y aumento generalizado de precios, con brusca caída salarial y aumento del desempleo. Enriquecimiento de los tenedores de dólares y empobrecimiento del país.
2) Eliminación de todo tipo de regulación, indicación o presión oficial para contener el alza de los precios.
Resultado: alza generalizada de precios, por las dudas, y porque "todo sube". Contracción de la demanda y de la actividad económica. Quiebra de pequeñas empresas.
3) Eliminación de toda restricción a las importaciones. Tiene que entrar de todo, incluidos productos suntuarios, para el sector ABC1. Apertura importadora "al mundo".
Resultado: Si no alcanzan los dólares para importar productos imprescindibles, e insumos para la producción, o se reduce la producción, generando una recesión, o hay que pedir préstamos en el exterior. Comienza nuevamente el endeudamiento externo.
4) Reducción o eliminación de las retenciones. Eliminación del impuesto al cheque.
Resultado: desfinanciamiento del Estado y ultra-rentabilidad para el sector agrario exportador. Si le faltan recursos al Estado, que reduzca el gasto público. Si eso genera recesión y desempleo, mejor, porque eso tranquiliza las presiones salariales. Mejoramiento del "clima de negocios".
5) Bajar los impuestos a las ganancias, a la renta presunta, a los bienes personales y a la propiedad inmobiliaria.
Resultado: más riqueza en manos de los ricos, menos ingresos para el Estado, y por lo tanto menos capacidad de hacer políticas públicas. Si quiere seguir gastando, el Estado tendrá que pedir préstamos externos. Para conseguir esos préstamos, tendrá que arreglar con los fondos buitre y el Club de París. Los desembolsos que exigen reducirán fuertemente las reservas del Banco Central, y volverán al gobierno fácilmente presionable por los sectores financieros. Mejoramiento del "clima de negocios".
6) Reducción del gasto público: corte drástico de subsidios a la energía y el transporte; reducción de los planes de obras públicas; congelamiento de las asignaciones universales por hijo y las jubilaciones. Despido de personal de los estados nacional, provincial y municipal.
Resultado: brusco incremento de la pobreza, la indigencia y el desempleo.
Fuerte aumento de la conflictividad social y la violencia. Contracción del mercado interno. Quiebras en el sector productivo y en la comercialización.
Mejoramiento del "clima de negocios".
7) Corte del crédito a la producción y el consumo, y de la expansión monetaria. Incremento de la tasa de interés doméstica.
Resultado: drástico desfinanciamiento al sector productivo y comercial.
Caída de las ventas y contracción de la actividad económica. Recesión e incremento del desempleo. Se reduce modestamente, pero continúa el aumento de precios. Mejoramiento del "clima de negocios".
8) Se aceptan plenamente todos los reclamos de los acreedores del país, en las condiciones y plazos que establezcan.
Resultado: drástica reducción de las reservas y estallido de corridas cambiarias y bancarias. Se vende el resto de las reservas sin poder frenar las corridas. Cierre y caída de bancos. Colapso de la actividad económica.
Argentina es elogiada "en el mundo". Devuelven la Fragata Libertad.
Mejoramiento del "clima de negocios".
9) Argentina firma un tratado de libre comercio unilateral con Estados Unidos, otro con la Unión Europea, y otro con China.
Resultado: desaparición de la industria nacional e incremento de la desocupación estructural al 30% de la población. Flexibilización laboral extrema para el resto. Se deteriora dramáticamente la seguridad en las grandes ciudades. Aumenta el gasto en seguridad privada. En los shoppings se consigue "de todo". Argentina es elogiada "en el mundo". Mejoramiento del "clima de negocios".
10) El gobierno acepta todas las peticiones de los empresarios locales y externos, y de los organismos financieros internacionales. Desmantela los organismos de regulación y control, y recibe sin condiciones toda inversión en el país. Elimina la restricción a la compra de tierras por parte de extranjeros. Libre remisión de utilidades.
Resultado: incremento exponencial del lavado de dinero proveniente de actividades criminales de todo el planeta. Ingreso masivo de capital especulativo, que sirve para financiar la fuga de capitales y las remesas de utilidades del capital extranjero. Si algún dólar queda, sirve para incrementar el valor de la moneda local, favoreciendo las importaciones y deteriorando la capacidad exportadora. Inversión de firmas multinacionales en recursos naturales, que son exportados en bruto al resto del planeta."

Da escalofríos pensar en la consecuencias de un plan de estas características. En realidad,  ya se aplicó y el país estalló en 2001. Seriamente hablando, ¿cuánta gente quisiera volver a una Argentina así?
Está bien que el oficialismo acuse recibo del 8N. Siempre se puede mejorar y hay áreas donde es imprescindible hacerlo. Se puede hacer más contra la inflación, la inseguridad y la corrupción. Pero es tan poco probable que la manifestación cacerolera tenga destino de mayoría consistente como que el genocida Videla sea indultado de vuelta mañana. Aun en una muy mala elección kirchnerista en 2013, la recreación del Grupo A volvería a naufragar en las múltiples oposiciones que existen: hay más vedetismo que ideas en el antikirchnerismo. La táctica de presentar al oficialismo como una dictadura que justificaría el amontonamiento épico para combatirla, además de ser un tackle desesperado, se sostiene solamente en la pantalla de Canal 13 y TN; no en la realidad. Una caracterización tan disparatada sólo puede producir efectos disparatados.
El propósito de los medios hegemónicos de presentar un 46% sólido y cohesionado tampoco es creíble. La marcha del otro día no lo refleja, de ninguna manera. Sería menos descabellado pensar, por ejemplo, que la foto de la marejada humana acelere los tiempos de nacionalización de la propuesta macrista o el hito fundacional de una coalición de derechas, al estilo de la vieja UCD y los partidos provinciales procesistas. Esperable, además, por la salud institucional de la república: siempre es bueno que la derecha juegue dentro del sistema y no afuera. Que gane y pierda en elecciones, como se debe; y no a través de corridas bancarias o titulares putchistas, todos los días, todo el tiempo.
Por otro lado, para cualquier persona sensata es innegable que hay un intento constante de los creadores del relato antikirchnerista de invisibilizar al 54% de la sociedad. Ver la cobertura de los medios de Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre –ambos con pedido de indagatoria fiscal como partícipes necesarios en presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos durante el despojo a la familia Graiver de Papel Prensa– produce espanto. Así como no decían nada cuando en este país se arrojaba a compatriotas de los aviones como parte de una planificada y masiva supresión del otro como solución final, están ausentes en las crónicas eufóricas que deciden replicar las razones, los rostros y las opiniones de la mayoría política de la Argentina del siglo XXI, nada menos.
En cuanto a sus empleados, nadie les pide tanto. Alcanza con un ejemplo: "cuesta encontrar en la historia argentina (sic) una movilización popular como la de ayer", sostuvo Ricardo Roa, en la sección "Del editor al lector". ¿En qué historia figuran el 17 de octubre, el cierre de campaña de Alfonsín, las multitudes que fueron a recibir al general Perón a Ezeiza, el Bicentenario, los 24 de marzo y tantas, pero tantas otras manifestaciones colectivas? Evidentemente, en el relato "histórico" de Clarín, no.
En cualquier momento, incluso, los movilizados alrededor del Obelisco ocuparán el lugar de votantes del kirchnerismo arrepentidos como parte de una operación de sentido tendiente a vaciar de contenido el triunfo de octubre de 2011.
Sería algo así como "la votaron y se arrepintieron", por lo tanto es inválido lo acontecido en las urnas y se legitima lo que ahora ocurre en el nuevo escenario descubierto por la derecha: la calle. Magnificado, a su vez, por los tres poderes reconocidos por la mediocracia: los diarios, la radio y la televisión. Si son monopólicos, claro, mucho mejor.
Quizá el interrogante pendiente tras el 8N es qué hará el 54% que gobierna después de esta manifestación. Hasta ahora, la decisión de Cristina Kirchner fue no disputar en simultáneo el espacio público, eludir el enfrentamiento físico (no el dialéctico) y concentrarse en la gestión.
Pareciera que apuesta todo al 7D. Como si la fecha, por sí misma, volviera a poner las cosas en su lugar. No se puede descartar que apruebe, como piden diferentes sectores de la militancia, una movilización coronando ese día en el que la democracia, luego de tres años, va a lograr que finalmente el Grupo Clarín y todos los grupos mediáticos se adecuen a la ley.
Habrá que ver. Todo indica que el gigante silencioso que trabajosamente mueve la maquinaria de este bendito país se pronunció en las urnas el año pasado, pero quizá ahora quiera volver a celebrar en la calle la conquista de derechos que profundizan y dan sentido a la democracia. «

 

 

   

domingo, 11 de noviembre de 2012

Digan Como...

 

Por Mex Urtizberea

 

No digan por un país no sé cuánto, por una provincia no sé qué. Digan cómo. Digan un plan. Digan qué idea. Digan el proyecto. Digan los pasos. No digan para terminar con tal cosa, para continuar con tal otra. Digan cómo. Digan con qué recursos. Digan con qué criterio. Digan con qué medidas. No digan frases vacías. No digan palabras tan generales.No digan "seguridad" si no dicen cómo.

No digan "educación" si no dicen cómo. No digan "cambio" si no dicen cómo. Digan cómo. Concretamente cómo. Sinceramente cómo. Digan las respuestas; las preguntas las conocemos todos. Digan visiones reveladoras. Digan algo de los pensadores que leyeron, cuáles rescatan, con cuál disienten.

Digan qué saben de filosofía política, digan qué saben de los problemas de la gente. Digan qué saben de economía, digan qué recetas ya fallaron y cuáles aún no se han probado.

Digan la historia, las causas. Digan cómo saben lo que saben. Digan algo que no haya dicho nadie, algo que no sepamos. No digan discursos que no dicen cómo. No digan obviedades. No digan vaguedades.

No digan sólo los titulares de las cosas. Digan las cosas. Digan con qué cálculos. Digan de qué manera. Digan con qué medios. Digan por cuál camino. Digan cómo. Específicamente cómo. Técnicamente cómo.

Detalladamente cómo. Sabiamente cómo. No digan sólo eslóganes. No digan por arriba. No digan "salud" si no dicen cómo. No digan "vivienda" si no dicen cómo. No digan "empleo" si no dicen cómo. No digan lo que ya escuchamos mil veces, lo que ya sabemos de memoria. Digan una que no sepamos todos. Digan y sorpréndannos por lo ilustrados, por lo preparados, por lo sensibilizados. Digan y sorpréndannos por lo creativos, por lo comprometidos, por lo bienintencionados. Digan lo que quieren hacer, pero digan cómo.

No digan palabras recitadas. No digan frases hechas por los asesores de imagen. No digan discursos de cartón. Digan cómo. Simplemente cómo. Claramente cómo. Particularmente cómo. Responsablemente cómo. Digan un plan. Digan qué idea. Digan el proyecto. Digan los pasos. Por cuál camino. Con qué recursos. Con qué criterio. Con qué medidas. Digan cómo. Los estamos escuchando.

 



sábado, 10 de noviembre de 2012

Democracia para todos

La reciente manifestación masiva que se dio lugar en nuestro país, demuestra que y a pesar de lo que sostienen algunos de los que se han manifestados, el estado de derecho y democracia en Argentina esta en plena vigencia. La practica social del 8N contradice a muchos de sus adherentes.
Podemos decir con orgullo que vivimos en plena democracia. Todas las minorias pueden y lo han hecho, manifestarse.
Porque si algo tuvo la movilización fue una heterogeneidad de reclamos  y una carencia de representación politica que lidere. Esto se traduce en que la practica social que se desarrollo y que fue vista por todos ( como corresponde a una democracia plena), se trató de una coincidencia temporal organizada de distintos reclamos de diversas minorias, que no tienen representación politica que los contenga.
Todos los reclamos son justos si partimos desde el plano individualista de quien reclama, porque se siente 100% afectado.
Pero la sociedad en democracia es algo mas complejo y aunque atendibles, los reclamos que modifican politicas publicas son los que afectan al general de la población y se transforman por eso en reclamos que generan reales modificaciones de rumbo.
Este gobierno, es enfrentado por algunas minorias por priorizar sus politicas publicas atacando las carencias de mayorias postergadas por politicas de otros tiempos.
En criollo, eso se llama distribución equitativa de la riqueza. El problema para algunos pasa por la negación a poner algo de lo que tiene como su parte, para la distribución, inclusive sin perder derechos y ni siquiera privilegios.
La polarización atribuida al oficialismo, es una construcción de algunos operadores dado que por un lado hay un Gobierno muy activo y trabajador y lamentablemente del otro lado, los ciudadanos en descuerdo no tienen un partido politico que los contenga y les permita canalizar sus demandas, ordenarlas, organizarlas, transformarlas en proyectos decibles para llegar a la mejor expresion popular que tiene la Democracia, la elección de quien dirija los destinos del país.
La polarización se genera porque solo hay ideas y con mucho apoyo popular, de un solo lado, del otro son visicitudes, algunas mas atendibles que otras pero ninguna puede desmontar el recorrido que como país tenemos por delante.
La seguridad fisica de las personas, es un parrafo aparte de esta intención de analisis. La seguridad de las personas, es un derecho muy valioso y lamentablemente fue utilizado como elemento discursivo. Es un problema que debe seguir atacandose con politicas publicas y aunque se vaya progresando, siempre será un reclamo, hasta que no haya ningun muerto por acciones violentas. El grueso de los argentinos, Kirchneristas en su mayoria, seguimos esperando que los socialistas y radicales que en su origen, son partidos populares, se desprendan del mandato de las corporaciones para seguir reconstruyendo la Argentina que nos negaron tantos años de poder oligarquico.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Diputado JORGE RIVAS, en facebook.

 

Me gusta · Hace 3 horas

Para la inmensa mayoría de los argentinos, ayer fue 8 de noviembre, el décimo 8 de noviembre desde que se inauguró en el país un formidable proceso de ampliación de derechos y de constantes avances en el rumbo hacia una sociedad si no enteramente justa, sí más equitativa y democrática que aquella en la que vivíamos hasta 2003. Una minoría, por ruidosa y chillona que sea, sobre todo en los barrios
más acomodados de la ciudad de Buenos Aires, lo llama 8N, una denominación extraña y carente de significado que habla de una oposición errática y espasmódica, sin otro proyecto político que el resentimiento ante los cambios a los que cada sector resiste por sus propios intereses y prejuicios.
Quienes acaudillaron la protesta, hecha de cacerolas y bocinas, son claramente identificables como los personeros del privilegio, del atraso, del sálvese quien pueda, del primero yo. Se trata de quienes repudian el castigo de los represores del terrorismo de Estado, de quienes anteponen los beneficios del capital financiero al bienestar de la clase trabajadora, de quienes desprecian la voluntad popular, de quienes han servido siempre los intereses de los poderosos, de los poderosos mismos. Los que pusieron el número en las calles, claro está, son los dueños de las pequeñas conciencias que miden el progreso según la cantidad de dólares con los que pueden especular, que llaman democracia al gobierno de los grupos económicos, y libertad a la posibilidad de explotar a su gusto, y en negro, a los más débiles. Las apelaciones en contra de un presunto autoritarismo se desmienten por sí mismas. No se trata de desestimar las protestas, sino de ponerlas en su contexto, y de adjudicarles su auténtico valor. Los medios masivos, a los que no vale la pena desenmascarar porque ya han sido desenmascarados hasta el cansancio, siguen ejerciendo su discurso hegemónico. Y ya sabemos cuánto poder tienen en las sociedades contemporáneas, con su bombardeo de falsedades. La posibilidad cierta de la aplicación de la Ley de Medios, un ejemplo de norma democrática por su contenido y por su elaboración, explica parte de la virulencia agitativa. Los defensores del progreso social y los millones de trabajadores que integran el proyecto nacional, popular y democrático que encabeza Cristina Fernández de Kirchner siguen y seguirán militando por la transformación de nuestro país. No hay 8N que lo pueda impedir.


--
"Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero", Arturo Jauretche
"Las cuestiones de economía son muy sencillas. Para comprenderlas sólo hay que saber sumar y restar. Si usted no las entiende, pida que se las expliquen otra vez. Si a la tercera sigue sin entenderlas, es que lo están robando", Raúl Scalabrini Ortiz 


UN GRANDE Y FAMOSO PENSADOR !

 

 


 


sábado, 3 de noviembre de 2012

Versión taquigráfica de los dichos del Cuervo Larroque.



versión taquigráfica con la intervención completa de Larroque en la sesión del 31/10 en la Cámara de Diputados,
"(...) Sr. Larroque.- Señor presidente: queríamos hablar de la ampliación de derechos, pero hemos escuchado tantas barbaridades que es imposible no seleccionar algunas. Pido disculpas si no nombro a los autores de las más descollantes.

Un diputado radical dijo que estamos viviendo un momento en el cual el Estado está ausente, al margen. Yo me pregunto qué era el Estado entre 1999 y 2001: ¿un Estado de bienestar? Era un Estado que recortaba a los jubilados y a los empleados estatales el 13 por ciento, y todo para pagar deuda externa. Era el Estado del ajuste. Ese era el Estado presente que ustedes nos dieron.

- Aplausos en las galerías.
r. Larroque.- También otro diputado se refirió de manera despectiva a Aerolíneas Argentinas, y en particular a Mariano Recalde. (Aplausos.)

Permítanme decir que en estos tres años y medio se ha levantado Aerolíneas Argentinas. Tenemos línea de bandera. Aerolíneas está en Skyteam y en IATA. Ha modernizado la flota, ha aumentado la cantidad de aviones y tiene la función social y económica de conectar a nuestro país. Por eso tenemos el corredor federal y el corredor del petróleo.

Permítanme decir al bloque radical que no se meta en esos temas, porque no pueden gestionar ni una calesita. (Aplausos.)

Yendo al tema del voto, veo mucha subestimación a los jóvenes por parte de los señores diputados de la oposición. Me pregunto si hablan con algún joven, si hablan con alguien, si van a algún barrio o solamente van a los estudios de TN, porque evidentemente están viendo otra realidad.

A mí también, como decían algunos señores diputados del PRO, me preocupa el desinterés por la política, pero no el de los jóvenes, sino el del jefe de Gobierno de la Ciudad al cual no le interesa la política ni la gente y desprecia al pueblo de la ciudad de Buenos Aires. (Varios señores diputados hablan a la vez.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Diputada Alonso: silencio, por favor. Sea respetuosa. Pida la palabra y se la voy a dar. (Aplausos.)

Sr. Larroque.- Escuchamos a un diputado socialista decir que no quiere más jóvenes muertos. Bueno, hasta hace unos días tenían a cargo de la policía al jefe de una banda de narcotraficantes. (Aplausos.)

He leído sobre socialismo utópico, he leído sobre socialismo científico, he leído sobre el socialismo real, pero nunca escuché en la historia ni en ninguna parte del mundo hablar de narcosocialismo. Es una pena. (Aplausos.)

Todos opinan en función de lo que dicen las corporaciones, y tengo aquí...

-Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Presidente (Domínguez).- Sean respetuosos, señores diputados.

Sr. Larroque.- Tengo aquí la tapa del diario Clarín del día 2 de septiembre, donde dice: "Voto a los 16, un mercado de 2 millones de electores". Así ven las corporaciones a nuestro pueblo: como un mercado. Nosotros los vemos como seres humanos porque son pasibles de derechos. (Aplausos.) Ellos son esclavos de las corporaciones (N. de la R: Apunta con el dedo al sector de la oposición que ya se estaba retirando del recinto) El mejor lugar para los jóvenes es la política. Néstor Carlos sigue siendo el hombre del futuro. (Aplausos.) Los quiero mucho.

-Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a los jóvenes que se encuentran en las galerías que guarden silencio. Necesitamos votar el proyecto en tratamiento. Por eso, solicita también a los señores legisladores que ocupen sus bancas, soliciten el uso de la palabra y les será otorgada. (Manifestaciones en las bancas y en las galerías.)

Solicito a los señores diputados que ocupen sus bancas y den un ejemplo de ciudadanía a los jóvenes. Cumplan con su responsabilidad cívica. Solicito a los señores diputados que sean responsables y no hagan esta escena dantesca frente al país. ¡Sean respetuosos! (Manifestaciones en las bancas y en las galerías.) (...)".

--
"Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero", Arturo Jauretche
"Las cuestiones de economía son muy sencillas. Para comprenderlas sólo hay que saber sumar y restar. Si usted no las entiende, pida que se las expliquen otra vez. Si a la tercera sigue sin entenderlas, es que lo están robando", Raúl Scalabrini Ortiz